domingo, 8 de julio de 2012

Educar sin tregua: las normas no se van de vacaciones

   Llegaron las vacaciones escolares y nuestros hijos han pasado de tener jornadas completas de disciplina y rutina al más intenso de los descansos. Se lo tienen merecido. Pero, ¡atención, estimados padres! Las normas no se van de vacaciones, deben seguir presentes en cada hogar y los expertos recomiendan, además, mantener ciertas rutinas en activo.

    “La rutina en verano es saludable —asegura Sergi Banús, psicólogo de psicodiagnosis.com—, porque supone para los niños un entrenamiento beneficioso a largo plazo, ya que aprenden que han de tener cierto hábito de esfuerzo y capacidad de sacrificio que les vendrá muy bien para el resto de su vida, tanto personal como profesional”.

    Para Susana de Cruylles, psicóloga clínica y coordinadora del Programa de Padres del Servicio de Psiquiatría-Salud Mental del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, la falta de reglas y rutina es el caos seguro. “Los niños necesitan tener su rutina de comidas y sueño y, aunque bien es cierto que en verano se pueden retrasar los horarios, no conviene alterarlos demasiado y que, por ejemplo, un día el niño se acueste a las doce de las noche y otro día a las nueve. Así leestaremos confundiendo y afectará negativamente a su salud, no dormirá bien, alteraremos su ritmo de comidas y apetito, lo que repercutirá en su rendimiento”, reconoce Susana de Cruylles.

   Alicia López de Fez, fundadora y directora del centro de Psicología López de Fez en Valencia, siempre recomienda a los padres, trabajen o no, que apunten a sus hijos en algunos de los múltiples cursos de las escuelas de verano. “No a cualquier curso —resalta— sino a aquel que se adecúe más a sus habilidades y gustos. Se trata de que el niño se divierta y aprenda mientras tiene una rutina más amena”.

   La cuestión es que no pierdan el tiempo y que estén activos. Es un esfuerzo por desterrar la imagen de nuestro hijo o hija tirados en el sofá haciendo zapping todo el día frente el televisor por el mero hecho de estar de vacaciones. “Se les puede permitir ver la tele más tiempo que el dedicado durante el resto del año, pero eso no implica pasar las horas muertas así porque, además, les aburre. Si se les apunta a unas clases de deportes, talleres artísticos, teatro... en función de lo que más les ilusione, se sentirán motivados, sabrán que tienen una misión en el día y se divertirán”.

Más responsabilidades
Alicia López de Fez señala, además, la importancia que tienen estos cursos desde el punto de vista de que se relacionan con otros niños. “Recomiendo a los padres que les apunten a cursos de verano que no se impartan en su mismo colegio. La razón es que cambiarán de aires, lo que siempre es adecuado, y que conocerán a otros niños que les aportarán otros puntos de vista”.
Los expertos en trabajar la conducta de los niños encuentran en las vacaciones el periodo ideal para desarrollar una serie de pautas y transmitir a los hijos unas responsabilidades que el resto del año, por cuestión de tiempo, es más difícil de llevar a cabo. “Resulta el momento ideal para enseñar a los pequeños a poner la mesa y el desayuno, a que hagan la cama solos, a recoger los platos después de comer... Si se les hace partícipes y se les reconoce su labor y esfuerzo, ellos se sentirán orgullosos y aprenderán a colaborar en las labores de casa que, después, durante el resto del año, tendrán que seguir realizando”, concluye.

Mantener la rutina
Tras finalizar las clases es fundamental celebrar el fin de curso: tanto si las notas son buenas como si no, hay que darlo por zanjado. Así lo considera Susana de Cruylles, psicóloga clínica y coordinadora del Programa para Padres del Hospital Universitario Príncipe de Asturias.
También añade que los padres pueden darse un pequeño respiro estando unos días sin niños, mandándoles fuera o dejándoles con los abuelos o familiares. “Ustedes también se lo merecen”, puntualiza.
Esta psicóloga reconoce que, a pesar de que las familias estén de vacaciones, deben mantener una rutina con los hijos. Estas son sus recomendaciones:

Para los más pequeños:
- Mantener un horario: aunque no hay que levantarse tan temprano, es bueno para los ritmos biológicos humanos que haya un horario aproximado diario para ir a dormir. Además los niños entenderán que, aunque hay horarios nuevos, sigue habiendo normas y disciplina. Lo mismo con almuerzos y cenas.
- Apúntenles a algún campamento. Harán actividades distintas, aprenderán otros deportes que se convertirán en futuras aficiones y conocerán niños y niñas diferentes a los escolares.
- Es buen momento para empezar nuevos hábitos, como iniciarse en la placentera lectura veraniega, hacerse la cama o ayudar en las tareas de la casa. Lo mismo con algún deber escolar pendiente: sin la presión académica se puede reforzar mejor alguna asignatura que se haya quedado floja, o potenciar nuevos idiomas.

Para los adolescentes:
- Con los mayores no es tan importante programarles actividades, ya que son más independientes, tienen sus aficiones y sus amigos. Es muy probable que hagan planes con ellos, que no estén en casa ni un segundo y tengan su propio horario veraniego. Sean flexibles, pero que haya normas y horarios de salidas y llegadas.
- Organicen intercambios en otro país para que se hagan más autónomos, aprendan otro idioma y a la vuelta valoren más lo que hay en casa.
- Potencien alguna afición que le guste y haga bien: mejorará su autoestima. Pero, sobre todo, disfruten todos juntos.

The Family Watch

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