Benedicto XVI es una persona que vive profundamente su vocación de maestro, y de maestro no sólo teológico sino también espiritual
En esta entrevista concedida a Radio Vaticana, el director de la Oficina de Prensa Vaticana traza un detallado balance del año que termina desde la perspectiva del ministerio del Papa y adelanta algunos puntos importantes del 2012, cuando Benedicto XVI cumplirá 85 años y comenzará el octavo año de su Pontificado.
También el 2011 ha sido un año muy intenso para Benedicto XVI. Con el Padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, trazamos un primer balance de este año partiendo de los viajes internacionales.
Es oportuno, porque los viajes internacionales siempre son puntos de referencia en la agenda anual del Papa. Quisiera comenzar recordando los dos viajes centrales del año: a Alemania y a España. El viaje a Alemania, sobre todo porque muestra precisamente la preocupación del Papa de hablar de Dios y de hacer referencia al primado de Dios en la sociedad, también en el actual proceso de secularización, en el contexto europeo, en particular, en su país. Era un viaje esperado, muy intenso y extremadamente importante, y creo que el discurso del Papa al Parlamento en Berlín permanece como uno de los grandes discursos del Pontificado, haciendo entender a un auditorio muy amplio la importancia de la referencia a Dios como fundamento firme y punto de referencia de la convivencia humana, de los valores fundamentales de la convivencia y de la tutela de la dignidad del hombre. Este tema del primado de Dios ha dominado un poco el viaje a Alemania, en el contexto de la secularización.
Mientras que, en España, en la Jornada Mundial de la Juventud, que había precedido al viaje en Alemania, se ha vivido la gran experiencia de la vitalidad de la fe, de su futuro. El Papa ha releído con mucha profundidad este viaje a España en el último discurso que ha hecho a la Curia, poco antes de Navidad. Y ha indicado, en sus reflexiones, qué anunciar y cómo anunciar para un modo nuevo y vital de ser cristianos. Luego, a partir de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa ha dado indicaciones vivas para la nueva evangelización del mundo. Por lo tanto, mientras que Alemania me ha parecido un llamado a conservar los valores fundamentales de referencia en un tiempo y en un mundo que está en fase de secularización, la Jornada Mundial de la Juventud y España han indicado el lado positivo de la presencia viva de la Iglesia en el mundo de hoy.
Ha estado luego el viaje a Benín...
Sí, el viaje a Benín ha sido uno de los acontecimientos fundamentales de este año, también porque coincidía con la presentación al continente africano del documento final del Sínodo para África. Un documento que es bellísimo, claro y simple. Diversos comentadores —incluso no católicos— lo han indicado como uno de los más bellos documentos que existen, hoy, para el continente africano: tratando con amplitud de horizontes sus problemas, e indicando con confianza motivos de esperanza realista con los que ir al encuentro del futuro, reconociendo la dignidad de los africanos. Y éste ha sido también el clima en el que se ha desarrollado el viaje. El Papa ha quedado muy impresionado por la alegría, por la vitalidad de este pueblo que lo ha recibido. Un pueblo que vive dificultades, que es pobre, que ciertamente tiene sufrimientos y grandes problemas, pero que manifiesta una capacidad de mirar adelante y de gustar la alegría de vivir. Este viaje ha indicado muy eficazmente la capacidad de la Iglesia católica hoy de hablar al continente africano siendo parte de él, es decir, una Iglesia que no es ajena a África: no sólo que habla para África desde Europa, sino que habla a África en África y desde África. Este sentido de solidaridad, de acogida, de alegría, de participación, que el Papa ha vivido en medio de los africanos, ha expresado muy bien aquello que se manifiesta en el documento. Por lo tanto, diría que éste es uno de los signos de esperanza para el futuro de África y para el futuro de la Iglesia en África y de su servicio para el continente.
En Asís, el Papa ha relanzado con fuerza el tema del diálogo...
Sí, este encuentro de Asís era muy esperado. Sabemos que desde hace tiempo se dudaba si el Papa Benedicto XVI retomaría los mensajes de Asís de su predecesor, si no daría pasos atrás... En realidad, no ha sido una simple repetición de los encuentros pasados en Asís, sino que ha sido un paso adelante, la apertura de un nuevo horizonte, porque el Papa ha captado —según su método de volver a los puntos fundamentales— el tema de la búsqueda de la verdad como unificador, y con esto ha podido invitar a Asís no sólo a los representantes de las otras confesiones cristianas o de las otras religiones, sino también a sinceros buscadores de la verdad, incluso si no reconocen a Dios. Y esto ha sido un elemento muy importante, que ha hecho sentir la comunión que ya existe entre aquellos que se refieren a un Dios personal, pero también a su manera a aquellos que buscan —honestamente— la verdad. Y éste ha sido un mensaje extremadamente bello que se ha puesto en continuidad con el tema del Patio de los gentiles que el Papa había lanzado precedentemente y que es llevado adelante con empeño también en la Iglesia. Por lo tanto, si uno no mira sólo a los eventos del Papa sino a los eclesiales en general, el tema del Patio de los gentiles y sus ediciones ha sido uno de los puntos importantes de la vida de la Iglesia en este año. Hago notar que el Papa ha tenido también otros importantísimos momentos de carácter ecuménico e interreligioso: pensemos en los encuentros con los luteranos en Alemania, centrados en el primado de Dios; o pensemos en el gran discurso en Benín a las autoridades del país, en el cual el tema del diálogo interreligioso ha sido tocado con profundidad, muy directamente.
Entre los documentos del 2011 despunta el Motu Proprio “Porta Fidei”, con el cual el Papa ha convocado el ‘Año de la Fe’ a partir de octubre de 2012: un tema que se vincula con la nueva evangelización. Aquí recodamos también la Misa por América Latina...
Sí, tenemos de hecho en este año conectores que ya nos hacen mirar hacia delante, hacia el próximo año. La Carta que convoca el Año de la Fe es uno de ellos: se vincula a este gran tema, que es uno de los temas del Pontificado —la nueva evangelización— y al Sínodo que tendrá lugar el año próximo y, por lo tanto, en este contexto más amplio que el Papa quiere crear con el tema del Año de la Fe. En tiempo breve tendremos el subsidio preparado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, de sugerencias pastorales para prepararse para el Año de la Fe. Por lo tanto, debemos ver un camino de preparación que tendrá un momento muy fuerte en el Sínodo del próximo otoño. También el otro evento que ha recordado — la Misa por el bicentenario de la independencia de los países de América Latina— ha sido vinculado por el Papa con su próximo viaje, con el anuncio esperado, y aún así extremadamente emocionante, de su deseo de viajar a Cuba y México en la primavera próxima; será ciertamente uno de los acontecimientos-clave de los próximos meses.
Entre las visitas significativas, en cambio, recordamos la reciente a la cárcel de Rebibbia...
Sí. En el tiempo de Navidad, cada año, el Papa realiza visitas de solidaridad, visitas de caridad. También en los años pasados, ha habido visitas a los enfermos terminales, a los niños internados, y así sucesivamente. Este año ha sido la visita a la cárcel, que ha sido extremadamente importante y emocionante, y también muy espontánea, con el diálogo entre el Papa y los detenidos, que ha impresionado mucho. Aquí se ve cómo la Iglesia, aún dejando a la sociedad civil todas las responsabilidades de carácter legislativo, organizativo, de problemas dramáticos como el de la justicia y de la cárcel, sin embargo puede dar un mensaje muy fuerte, muy vivo y profundo en el sentido de la reconciliación, en el sentido de la esperanza de una reinserción también de quien ha cometido una falta en la sociedad. Éste es un punto del cual creo que el mundo de hoy tiene una extrema necesidad: ser invitado a recordar que tampoco quien se ha equivocado debe ser marginado o eliminado de la sociedad, sino que la auténtica gran justicia se realiza cuando el mal es superado en la reconciliación, en el retorno pleno a la convivencia pacífica de todos aquellos que se han equivocado y que han sido excluidos de ella.
En el 2011 ha habido también un evento particular: la conexión con la Estación espacial internacional. El Papa ha hablado con los astronautas...
Sí, este es un evento en el que he participado con mucha intensidad porque he tenido una buena parte de la responsabilidad —también técnica— en su realización, y he quedado impresionado por cómo los astronautas estaban deseosos de este encuentro con el Papa. Ha sido prácticamente la única vez en que todos los astronautas han participado juntos —eran 12— en una conexión audiovisual con la Tierra. Por lo general, habla uno con su presidente: esta vez, todos querían hablar con el Papa, verlo y escucharlo. Y ha sido una ocasión extraordinaria con la que el Papa ha demostrado con gran alegría y disponibilidad la amistad de la Iglesia por la investigación científica y la técnica puesta al servicio del bien de la humanidad: éste es el gran significado de este encuentro. Es decir, la Iglesia no tiene miedo de la investigación y del progreso de la ciencia y de la técnica sino que la ve con gran simpatía, recordando, sin embargo, precisamente, que ésta debe ser dirigida al bien de la humanidad. Y los astronautas lo entendían muy bien: sienten mucho también este mensaje. Y por lo tanto diría que ha sido un evento cuyo significado no debe ser minimizado.
El 1° de mayo pasado ha sido el gran acontecimiento de la beatificación de Juan Pablo II...
Los primeros meses del año han estado un poco centrados en la espera de este evento extremadamente importante, porque movilizaba a la Iglesia universal. Diría que ha sido un evento vivido con grandísima alegría, que ha expresado la fe de la Iglesia en la vida del Beato con nosotros, es decir, Juan Pablo II se manifiesta realmente una persona viva y presente en el camino de la Iglesia. Esto es sentido y vivido espontáneamente por una cantidad grandísima de fieles, que luego vienen a encontrarlo —simbólicamente— visitando su tumba en San Pedro, y esto es algo que continúa porque Juan Pablo II seguirá estando presente, es decir, la Beatificación no es un punto de llegada sino, en cierto sentido, una etapa de un camino: ¡muchos ya miran a la canonización, pensando naturalmente que llegará! Muchos, también independientemente de esto, sienten la relación con él como muy confortadora, orientadora, entusiasmante... Y aquí quisiera recordar que el Papa Benedicto nos invita siempre a sentir a los santos y a los beatos como nuestros compañeros de camino: por lo tanto, Juan Pablo II es uno un poco especial porque es conocido por todo el mundo. Pero todos los santos y los beatos que la Iglesia nos propone son nuestros compañeros en el camino de la vida en la fe hacia el Señor.
Finalmente, el Papa ha continuado desarrollando su tarea de catequista en los ‘Angelus’ y en las audiencias generales, sin olvidar el segundo libro “Jesús de Nazaret”...
Benedicto XVI es una persona que vive profundamente su vocación de maestro, y de maestro no sólo teológico sino también espiritual. Yo siempre admiro inmensamente esta síntesis de doctrina y espiritualidad vivida, que se siente en sus palabras y se lee en sus escritos. Enseña con los Angelus, con las audiencias —ahora ha comenzado este ciclo sobre la oración que es muy útil también para nuestra vida espiritual—, enseña con homilías maravillosas en las grandes fiestas cristianas, y —para quien desea una profundización mayor— ha dado también un paso ulterior en la realización de esta gran obra sobre Jesús que él quiere dejarnos, un poco como testamento de su amor por Cristo, de su amor personal, de su búsqueda personal del rostro de Cristo. El libro de este año es el dedicado a la Pasión y a la Resurrección: evidentemente el volumen central de la obra. Pero seguimos esperando tener también el tercero, el de la infancia, para completar esta presentación extraordinaria, profunda, viva de Jesús para nosotros hoy.
Padre Lombardi, un balance muy intenso éste del 2011...
Sí, como todos los años de un Pontificado, evidentemente, porque la Iglesia vive, vive en los diversos continentes, con perspectivas amplísimas, afrontando problemas que la historia nos plantea... Diría que el Papa Benedicto XVI realmente nos ha acompañado y nos ha guiado en este año con grandísimos mensajes, con una intensidad de acción y también con serenidad. Diría que tal vez respecto a otros años precedentes, que han sido también un poco difíciles por fenómenos de crisis o de tensión, este año ha sido un año muy bello, positivo, de grandes mensajes que nos hacen mirar adelante.
Fuente: Radio Vaticana
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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