Llevamos a los hijos al colegio no para que nos los eduquen, sino para que nos ayuden a educarlos
«Y ahora, señora Stevens, vaya al trabajo, quédese tranquila, y deje la ingeniería social en nuestras manos». Esto dice, más o menos, la viñeta publicada en el New Yorker de esta semana. No deja ver si se trata de una escuela pública o privada: se refiere en general a la escuela, y habla de "ingeniería social". Algo que —evidentemente— no suena muy bien, pensando de entrada en lo que le puede suceder a la niña...
Sin plantear ningún debate, recomiendo leer la penúltima entrada del magnífico blog escrito por Pilar Guembe y Carlos Goñi (Familia actual), titulada: Me lo eduquen, gracias. Trata de este asunto. Comienza así, con este entrecomillado:
«Los padres queremos tanto a nuestros hijos que no los podemos
educar; por eso los llevamos al colegio para que sean otros los que lo
hagan por nosotros». (...)
Y concluye con este párrafo:
«(...) Llevamos a los hijos al colegio no para que nos los
eduquen, sino para que nos ayuden a educarlos. Estamos equivocados si
pensamos que otros lo van a hacer por nosotros. Los primeros educadores y
los últimos responsables de su educación somos los padres, y lo somos
por amor».
Es recomendable leer los párrafos intermedios, con una historia y un razonamiento muy interesantes.
Juan José García-Noblejas
Scriptor.org / Almudí
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