martes, 9 de octubre de 2012

Silenciar el aborto

   Yo denuncio el silenciamiento del aborto, y aliento a los manifestantes a continuar con sus argumentos y con su reivindicación pacífica: son el reflejo de que sus convicciones no necesitan subvenciones ni dependen de la moda
 
      Hablar o escribir sobre al aborto molesta. Algo habla en el interior de las personas que conduce a evitar hablar o escribir, y a impedir que otros hablen o escriban sobre el aborto. Décadas de aborto legal en España, de aborto libre en la práctica, no cambian el mundo de la intimidad real, pese a las demoledoras cifras que reconocen 100.000 abortos anuales en nuestro país. La intimidad puede apelar a la conciencia, o a unos vagos sentimientos de amargura que conducen a la complicidad silenciosa.

      El pasado domingo se celebraron por toda España manifestaciones Derecho a Vivir, o AbortoCero. Decenas de miles de personas volvieron a expresarse como defensores de la vida. Esas manifestaciones no provocaron altercados ni heridos, un síntoma de que hay convicciones racionales y razonables que no apelan ni necesitan el insulto ni la violencia, a diferencia de otro tipo de manifestaciones. Los manifestantes van a continuar la defensa de la vida, y en absoluto invocan motivos religiosos ni reminiscencias del pasado, sino que propugnan la novedad hoy de reconocer la vida desde la concepción.
      ¿Qué pasaría en España si se sometiera a referéndum el aborto? No es tan sencilla la respuesta. Pienso que a favor de la vida, sin límites, estamos más de los que a algunos les parece. Sin embargo, no es políticamente correcto defender la vida, el AbortoCero, y en los medios de comunicación se minimizan o ignoran estas reiteradas manifestaciones en defensa de la vida. Decenas de miles de personas ejerciendo su derecho a manifestarse no han logrado siquiera una mención en algunos medios de comunicación.
      La aceptación social del aborto ha dado un paso más: silenciarlo. Social, política y periodísticamente, es un fenómeno digno de análisis. Alguien puede argumentar que predomina en ciertos ámbitos la defensa de otros derechos, pero es adoptar la táctica del avestruz: esconderse y no mirar la verdad. El primer derecho es el derecho a la vida, no es un derecho más. Cuanto le afecta es prioritario y limitarlo es negar que todos tienen el derecho a la vida, también los que nacen —y son muchas veces la alegría de las familias— con malformaciones graves, y por supuesto no puede depender de la decisión de la madre. Yo denuncio el silenciamiento del aborto, y aliento a los manifestantes a continuar con sus argumentos y con su reivindicación pacífica: son el reflejo de que sus convicciones no necesitan subvenciones ni dependen de la moda.
Javier Arnal
JavierArnal.wordpress.com

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