Yo
denuncio el silenciamiento del aborto, y aliento a los manifestantes a
continuar con sus argumentos y con su reivindicación pacífica: son el
reflejo de que sus convicciones no necesitan subvenciones ni dependen de
la moda
Hablar
o escribir sobre al aborto molesta. Algo habla en el interior de las
personas que conduce a evitar hablar o escribir, y a impedir que otros
hablen o escriban sobre el aborto. Décadas de aborto legal en España, de
aborto libre en la práctica, no cambian el mundo de la intimidad real,
pese a las demoledoras cifras que reconocen 100.000 abortos anuales en
nuestro país. La intimidad puede apelar a la conciencia, o a unos vagos
sentimientos de amargura que conducen a la complicidad silenciosa.
El pasado domingo se celebraron por toda España manifestaciones Derecho a Vivir, o AbortoCero.
Decenas de miles de personas volvieron a expresarse como defensores de
la vida. Esas manifestaciones no provocaron altercados ni heridos, un
síntoma de que hay convicciones racionales y razonables que no apelan ni
necesitan el insulto ni la violencia, a diferencia de otro tipo de
manifestaciones. Los manifestantes van a continuar la defensa de la
vida, y en absoluto invocan motivos religiosos ni reminiscencias del
pasado, sino que propugnan la novedad hoy de reconocer la vida desde la
concepción.
¿Qué
pasaría en España si se sometiera a referéndum el aborto? No es tan
sencilla la respuesta. Pienso que a favor de la vida, sin límites,
estamos más de los que a algunos les parece. Sin embargo, no es
políticamente correcto defender la vida, el AbortoCero, y en los
medios de comunicación se minimizan o ignoran estas reiteradas
manifestaciones en defensa de la vida. Decenas de miles de personas
ejerciendo su derecho a manifestarse no han logrado siquiera una mención
en algunos medios de comunicación.
La
aceptación social del aborto ha dado un paso más: silenciarlo. Social,
política y periodísticamente, es un fenómeno digno de análisis. Alguien
puede argumentar que predomina en ciertos ámbitos la defensa de otros
derechos, pero es adoptar la táctica del avestruz: esconderse y no mirar
la verdad. El primer derecho es el derecho a la vida, no es un derecho
más. Cuanto le afecta es prioritario y limitarlo es negar que todos
tienen el derecho a la vida, también los que nacen —y son muchas veces
la alegría de las familias— con malformaciones graves, y por supuesto no
puede depender de la decisión de la madre. Yo denuncio el
silenciamiento del aborto, y aliento a los manifestantes a continuar con
sus argumentos y con su reivindicación pacífica: son el reflejo de que
sus convicciones no necesitan subvenciones ni dependen de la moda.
Javier ArnalJavierArnal.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario