Queridos hermanos y hermanas:
En el Credo confesamos nuestra fe en Cristo, que «subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre». ¿Qué significa esto para nosotros? Ya al comienzo de su subida a Jerusalén, Jesús ve también esta otra “subida” al cielo con la que culmina su “éxodo”
de esta vida, pero sabiendo que la vuelta a la gloria del Padre pasa
por la cruz, por la obediencia al designio divino de amor por la
humanidad. También nosotros hemos de saber que entrar en la gloria de
Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de
sacrificios y del cambio de nuestros programas.
El
íntimo coloquio de Jesús con el Padre antes de la Pasión nos enseña,
además, cómo la oración nos da la fuerza de ser fieles al proyecto de
Dios. Después, Jesús asciende a los cielos bendiciendo, un gesto
sacerdotal para mostrar que, desde el seno del Padre, intercede siempre
por nosotros. Él nos ha abierto el paso para llegar a Dios, y nos atrae
hacia él, nos protege, nos guía e intercede por nosotros. Mirar a
Jesucristo, que asciende a los cielos, es una invitación a testimoniar
su Evangelio en la vida cotidiana, con la vista puesta en su venida
gloriosa definitiva.
Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al
grupo de la Arquidiócesis de Mérida, con su Pastor, Mons. Baltasar
Enrique Porras Cardozo, así como a los venidos de España, Argentina,
Panamá, Venezuela, México y otros países latinoamericanos. Contemplemos a
Cristo, sentado a la derecha de Dios Padre, para que nuestra fe se
fortalezca y recorramos alegres y confiados los caminos de la santidad.
Muchas gracias
ROMEREPORTS / ALMUDÍ
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