Durante
la Misa celebrada ayer por el Santo Padre para los empleados del
Vaticano explicó la importancia de pedir en la oración con valentía y de
ser también fuertes para transmitir la fe a los demás
«Cuando la Iglesia pierde la valentía, entra en la Iglesia un ambiente tibio. Los tibios, los cristianos tibios, sin valentía... eso hace mucho daño a la Iglesia. Porque la tibieza te encierra en ti mismo, y comienzan los problemas entre nosotros, faltan los horizontes. Y falta la valentía, la valentía de la oración hacia el Cielo y la valentía para anunciar el Evangelio».
El
Papa recordó que Jesús prometió a sus discípulos concederles todo
aquello que pidieran en su nombre y por eso los cristianos deben confiar
en Él.
«Somos
tibios... y empleamos las fuerzas en nuestras pequeñas cosas, en
nuestros celos, en nuestras envidias, en el ‘carrerismo’, en ir adelante
de forma egoísta, de todas estas cosas. Pero esto no hace bien a la
Iglesia: la Iglesia debe ser valiente. Todos nosotros debemos ser
valientes en la oración desafiando a Jesús: “Tú has dicho esto,
concédemelo”. Con perseverancia. Y también ser fuertes en la transmisión
de la fe».
El
Papa ha recordado cómo su abuela le enseñó cuando era muy pequeño que
la fuerza de su fe debía fundarse en la resurrección de Cristo.
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