jueves, 2 de mayo de 2013

‘Provida’ no tiene reloj

 
Se ha ido calificando como “moderno” defender el aborto y se busca adormecer lo que la ciencia aporta con total nitidez
 
      El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha hecho unas desafortunadas declaraciones recientemente, aunque de todos es conocida su apuesta por el aborto, que es reiterada y sin paños calientes. Ha afirmado que la postura provida es retrasar el reloj de la historia al siglo pasado. La vida no tiene reloj para quienes la defienden en todas sus fases, desde la concepción hasta la muerte. Quienes defienden la vida no son ‘anti’ nada, sino defensores del primer derecho de un ser humano, que es el derecho a nacer. Defender la vida no sabe ni de plazos, ni de relojes, ni de despertadores, ni de modas.

      El aborto es legal en Estados Unidos desde 1973 a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo que salió adelante por un voto. Ni en Estados Unidos ni en España se ha atrevido un Gobierno a someterlo a referéndum, porque saben que el resultado podría sorprender a los que defienden el aborto, porque se ha ido calificando como “moderno” defender el aborto y se busca adormecer lo que la ciencia aporta con total nitidez: en el seno materno hay una vida distinta a la de la madre, que evidentemente requiere unos meses de cuidado de la madre, como requiere un recién nacido cuidados vitales.


      Obama juega con habilidad a la hora de trasmitir mensajes, es innegable. Sin embargo, en esta ocasión sus asesores no han acertado −si es que han intervenido−, porque la descalificación radical reafirma a los defensores de la vida y hace dudar a quienes mantienen una postura indecisa, tibia o tolerante. 

      Defender la vida no es retrógrado. Las diversas legislaciones, desde hace siglos, incorporaron la defensa del concebido, a diferencia de ciertas culturas antiquísimas que permitían la muerte de seres humanos con taras o de fetos, con justificaciones muy variadas, pero todas ellas teñidas de una barbarie y primitivismo que la historia fue superando. El nazismo llevó a cabo una agresión brutal contra la vida, y ese foco condujo al holocausto judío, la práctica del aborto, de la eugenesia, y una guerra mundial con 60 millones de muertos. Atentar contra la vida es una espiral de final imprevisible.

      No respetar las razones de los provida es totalitario, antidemocrático y poco inteligente. El aborto es un genocidio mundial, que se esconde, o se disfraza con el traje de la modernidad. Es más moderno defender la vida en la actual cultura de la muerte.
Javier Arnal
El Mundo – Castellón / Almudí

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