«Creo que, una vez más, la gente sencilla que quiere a Francisco nos indica dónde está el verdadero sentido de la fe»
Después del primer mes de pontificado del Papa Francisco,
sería prematuro un primer balance. Pero hay datos interesantes, que
tenemos que registrar. En primer lugar, el Papa está provocando una
oleada de simpatía, no solo en los católicos y los creyentes, sino
también en los que no creen: han llamado mucho la atención su actitud
muy cercana a la gente, su modo sencillo de hablar, su mensaje, sus
primeras decisiones (no trasladarse al apartamento papal, no tener
demasiados guardaespaldas, no usar un coche
grande, seguir usando una sencilla cruz de hierro). ¿De qué se trata?
¿De un efecto mediático? ¿De una corriente de simpatía que terminará
inevitablemente?
No es fácil responder. Lo que llama la atención es que ─según encuestas
y entrevistas con sacerdotes en Italia y en el mundo─ mucha gente
vuelve a la Iglesia y, en particular, al sacramento de la reconciliación
por las palabras del Papa acerca de la misericordia de Dios, que no se
cansa de perdonarnos (somos nosotros los que nos cansamos de pedirle
perdón). Y si un hombre o una mujer regresan al confesionario después de
diez, veinte, treinta o cuarenta años, eso no es un efecto mediático.
Otro dato interesante es que la gente que escucha al Papa comprende bien
lo que dice, y sabe repetirlo.
También hay críticas, y pienso que algunas son interesantes. Le critican grupos “tradicionalistas”, y también supuestos “ratzingerianos”, que ven ─o mejor, creen ver─ en cada acto o palabra del Papa una “discontinuidad”
con su predecesor. En mi opinión, estas personas confunden sus
personales gustos litúrgicos y lo esencial de la fe, y no ven lo
positivo del nuevo desafío misionero y evangelizador del nuevo Papa, en
la senda abierta por Benedicto XVI. Al mismo tiempo, hay reacciones “frías” en unos sectores intelectuales “progresistas”: no les gusta que el Papa hable del diablo, o que use argumentos que llaman “apologéticos”
para hablar de la resurrección. Creo que, una vez más, la gente
sencilla que quiere a Francisco nos indica dónde está el verdadero
sentido de la fe.
Almudí
Andrea Tornielli, en Revista Palabra de mayo 2013
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