sábado, 7 de agosto de 2010

El hijo, un bien público a disposición privada

          La Comisión Europea está cada vez más preocupada por el envejecimiento demográfico y su repercusión en las pensiones. Esta misma semana ha publicado un Libro Verde cuyo mensaje es que “con las tendencias actuales la situación es insostenible”. Soluciones: conseguir que la edad efectiva de salida de la vida laboral (actualmente 61,4 años) se aproxime a la edad legal de jubilación, y alargar esta hasta los ...70 años. En España, la edad efectiva de abandono de la actividad laboral está en 62,6 años, y el gobierno ya ha anunciado su intención de prolongar la edad legal de jubilación hasta los 67. A este paso, los viajes del INSERSO ya no serán para llevar a los mayores a Benidorm, sino a su puesto de trabajo vitalicio.

           La creciente sensibilidad hacia este problema se nota también en los medios de comunicación. “Su hijo es un bien de interés público”, titula un reportaje de El País (7-07-2010). Con datos y opiniones de especialistas, da la señal de alarma sobre el desequilibrio entre la baja natalidad y la larga esperanza de vida, lo que pone en riesgo el Estado de bienestar: las pensiones, la atención a las personas dependientes, el gasto sanitario y educativo.

           Los políticos pueden prometer cualquier cosa en sus declaraciones, pero los datos demográficos son contundentes y nada flexibles. Para apuntalar el Estado de bienestar, necesitaríamos alcanzar una tasa de fecundidad en torno a 1,9 hijos por mujer, como tienen Francia y los países nórdicos. En cambio, tenemos 1,46. La inmigración contribuye a aumentar la natalidad (un 20% de los nacimientos son de madre extranjera), pero los demógrafos saben que no basta para aumentar la tasa de fecundidad. Las inmigrantes no son tan numerosas como para elevar ese índice, y además tienden a ir adoptando los patrones españoles de natalidad más reducida.

           Así que no queda más remedio que estimular la natalidad. Si en los viejos tiempos se trataba de tener hijos para engrandecer la patria, ahora se trata de tenerlos para la Seguridad Social. Pero tampoco es una imposición: en todas las encuestas las españolas dicen que desearían tener más hijos. En el citado reportaje, se pide que todos cambien para fomentar la natalidad: el Estado, con más prestaciones familiares y plazas de educación infantil; los empleadores, con medidas de conciliación entre trabajo y familia; y las propias familias, con una responsabilidad compartida entre marido y mujer para la crianza de los hijos. Lo dicho: “su hijo es un bien de interés público”, que todos hemos de proteger.

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