En un canal australiano de televisión —según leo a mi amigo Michael Cook ("Ad agencies compete for best compulsory euthanasia advert")—  se emite "The Gruen Transfer", un popular programa sobre el mundo de las agencias publicitarias.
          En la sección "The Pitch", dos agencias compiten en la creación de anuncios para "productos 
invendibles", como el turismo en Bagdad, la invasión de Nueva Zelanda o cosas peores.
invendibles", como el turismo en Bagdad, la invasión de Nueva Zelanda o cosas peores.
          Los  concursantes o contendientes deben pues realizar spots publicitarios,  en los que los asuntos propuestos son inaceptables, imposibles,  impresentables, inadmisibles, inpensables. Y un panel de colegas juzga  lo "bien" que se plantea lo implanteable o presenta lo impresentable.
          Viene a ser un concurso de técnicos relativistas, de manipuladores sofísticos, en el que gana quien mejor hace parecer lo peor.
          Si  lograran que todo el tiempo todos los espectadores fueran conscientes  de que esta capacidad de manipulación publicitaria e ideológica es el  único punto de vista que sostiene el programa, no estaría mal hacer ver  cómo los ciudadanos (vistos como consumidores de productos o votantes de  planes ideológicos) somos sujetos habituales de manipulaciones  ofensivas, de mal gusto y graves daños para la conciencia personal, pero  hechas con gran refinamiento sentimental.
          El caso es que hace poco "The Pitch" ha presentado dos spots proponiendo la eutanasia obligatoria a los 80 años.
          Comenta  Michael Cook cuán persuasivos son ambos spots, hasta el punto de que en  algún instante el asunto podría parecer incluso algo muy decente...
Estos son los spots de "The Pitch" en cuestión: Ver video
          Juzguen  los lectores por sí mismos. No estaría de más que en algunas Facultades  de Comunicación pública alguien tomara nota y hablara en serio y con  fundamento de estas brutales sofisterías, que de modo menos crudo y  explícito vemos cada día en las pantallas, y no sólo como publicidad. Es  un argumento para la existencia de (al menos) una materia que se  llamara "Patologías de la comunicación".
De  hecho, lo primero que puede verse en los comentarios de los lectores de  Michael Cook, es que en Nueva Zelanda y Estados Unidos está bloqueado  el acceso a esos "clips" del programa televisivo...
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