Comienza su carta Mons. Javier Echevarría recordando que como todos los años, a mediados de este mes celebramos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que nos mueve a contemplar llenos de agradecimiento la maravilla de que "tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna", afirmando más adelante que para los hijos de Dios en el Opus Dei, esta fiesta guarda un significado especial, desde que el Señor ilustró a nuestro Padre para que comprendiera más profundamente que estamos llamados a alzar la Cruz de Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas nobles.
Después de afirmar que del sacrificio de Cristo brotan todas las gracias que Dios dispensa a los hombres, reitera que por eso, no cabe poseer la vida sobrenatural, participar en la misión redentora de Jesús, si no nos unimos afectiva y efectivamente a la Santa Cruz: en primer lugar, viviendo lo mejor posible la Misa, (...) que nos impulsa a recibir con alegría las contrariedades y penas de nuestro caminar terreno; más aún, a buscar activamente la mortificación y la penitencia voluntarias, en las pequeñas cosas de cada jornada.
Cita a San Josemaría, que supo mucho de sacrificio desde que el Señor se metió tempranamente en su alma, preparándole para la misión que había de confiarle: la fundación del Opus Dei, y que pronto percibió con hondura que la Cruz anuncia —y anunciará siempre— la garantía de la eficacia sobrenatural en la misión apostólica.
Refiriéndose a la festividad del próximo día 15, los Dolores de la Virgen, recuerda a todos que nuestra labor de almas dará fruto abundante si —con ánimo sereno y también dichoso— estamos bien unidos a Jesucristo en la Cruz, muy cerca de la Virgen Dolorosa, y que éste es el camino que han seguido los discípulos de Jesús desde el comienzo mismo del cristianismo.
La fiesta del día 21, San Mateo da pie al Prelado para afirmar que el ejemplo de Cristo será siempre un acicate para el afán apostólico de todos sus discípulos. También nosotros nos desenvolvemos en el seno de una sociedad en la que (...) muchas personas no saben nada de Dios. Otras caminan por la tierra como si no lo conocieran, lejos de sus mandamientos y de sus enseñanzas, concluyendo con que a todos hemos de dirigirnos para acercarlos al Señor (...).
Al final de su carta pide oraciones por los hermanos vuestros Agregados a los que impartiré la ordenación presbiteral, en Torreciudad, el próximo día 5 de septiembre. Seguid pidiendo cada día, bien unidos a mis intenciones, por el Papa, por los Obispos y los sacerdotes del mundo entero.
ALMUDÍ
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