domingo, 19 de septiembre de 2010

El encuentro de Benedicto XVI y la Reina Isabel II

            El encuentro entre Benedicto XVI y la Reina de Inglaterra, Isabel II, en el Palacio Real de Holyrood, ha servido para que en un clima amigable ambas partes mostraran lo que esperan de la otra: la Reina ha agradecido la acción de la Iglesia católica en el país y el Papa ha destacado personajes británicos y momentos en que Gran Bretaña ha hecho contribuciones notables a la humanidad. Después el Papa tendría una calurosa acogida por las calles de Edimburgo, con participación de unas 125.000 personas.

           La Reina, tras recordar la “memorable” visita pastoral de Juan Pablo II al Reino Unido en 1982, y los diversos momentos en que la familia real ha sido recibida en el Vaticano, ha agradecido especialmente “la contribución de la Santa Sede en la extraordinaria mejora de la situación en Irlanda del Norte” y en “la caída de los regímenes totalitarios de Europa Central y del Este, que ha permitido una mayor libertad para millones de personas”.

           También ha mencionado la contribución de la Iglesia católica especialmente “en el servicio a los más pobres y desasistidos de la sociedad”, así como “la educación proporcionada en su extensa red de escuelas”.

           Frente a la idea de que Gran Bretaña es hoy un país secularizado, la Reina ha querido recordar que “la religión ha sido siempre un elemento crucial en la identidad nacional y en la autoconciencia histórica”.

Isabel II no ha tenido inconveniente en destacar que la presencia del Papa “nos recuerda nuestra común herencia cristiana”, y ha expresado el deseo de que la visita “sirva para profundizar en las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia anglicana y la de Escocia”. También ha mencionado al cardenal Newman, subrayando que “la reconciliación fue un tema central en su vida”.

La fe, una fuerza para el bien

           En su contestación, Benedicto XVI ha destacado la acción de personajes de las islas británicas que, inspirados por la fe, fueron una fuerza poderosa para el bien del reino. “Los reyes de Inglaterra y Escocia han sido cristianos desde tiempos muy antiguos y cuentan con destacados santos, como Eduardo el Confesor y Margarita de Escocia. Como Usted sabe, muchos de ellos ejercieron conscientemente sus tareas de gobierno a la luz del Evangelio, y de esta manera modelaron profundamente la nación en torno al bien. Resultó así que el mensaje cristiano ha sido una parte integral de la lengua, el pensamiento y la cultura de los pueblos de estas islas durante más de mil años”. 

ANÁLISIS DIGITAL (ACEPRENSA)
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