La homofobia es definida por la Real Academia Española de la Lengua como la aversión obsesiva hacia las personas homosexuales. Si examinamos el cuerpo doctrinal de la Iglesia Católica encontramos que en la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la atención pastoral a las personas homosexuales de 1 de octubre de 1986 se indica: “Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen” (n. 10). Por lo tanto, podemos concluir fácilmente que la Iglesia no es homofóbica porque no se encuentran elementos de odio hacia los homosexuales.
Pero el caso es que esta respuesta aún no es satisfactoria porque a pesar de la claridad del la doctrina de la Iglesia una de las acusaciones que algunos siguen lanzando contra la Iglesia es que es homofóbica.
Quienes hacen esta afirmación basan sus acusaciones en que los actos homosexuales en la doctrina católica son considerados pecado. Por lo tanto, la pregunta correcta sería si es homofobia que se considere pecado el acto homosexual.
Al respecto hay que hacer una distinción. La Iglesia condena los actos, no las personas. En realidad esta cuestión se ha de enmarcar dentro del papel que se otorga a la sexualidad en la doctrina de la Iglesia. En efecto, para la Iglesia Católica la sexualidad tiene una función unitiva de las personas y se ha de relacionar necesariamente con la función procreadora, que es su finalidad natural. Según el Catecismo de la Iglesia Católica la doctrina sobre la sexualidad “está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador” (n. 2366, citando la Encíclica Casti Connubii de Pío XI)
IUS CANONICUM
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La cita de la 'Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la atención pastoral a las personas homosexuales', de 1 de octubre de 1986; carta esta que no tiene desperdicio, es espléndida. Debería leerse más y darse más a conocer. Muchas gracias por el lúcido artículo.
ResponderEliminarIn Christo +