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"Autobiografía de un pontificado": ese era el título del anterior servicio de ChiesaEspresso. Por una curiosa coincidencia, el mismo día de la salida del servicio Benedicto XVI difundió un mensaje insólitamente rico de pasajes autobiográficos.
Es el mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud que se tendrá en Madrid en agosto del 2011. Es un texto que es notorio que ha sido escrito personalmente por el Papa, una síntesis eficaz de su visión. Desde el Dios perdido al Dios que se vuelve a hacer cercano en Jesús. Un Jesús que se posible "tocar" en los sacramentos de la Iglesia.
Es un texto que exige ser leído por completo. Pero para comenzar, a continuación los tres pasajes en los cuales el Papa Joseph Ratzinger habla de sí mismo, de su vocación al sacerdocio, del surgimiento de la idea de escribir un libro sobre Jesús: «casi para ayudar a ver, a oír, a tocar al Señor».
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Durante el nazismo y la guerra
[...] Al recordar mi juventud, veo que, en realidad, la estabilidad y la seguridad no son las cuestiones que más ocupan la mente de los jóvenes. Sí, la cuestión del lugar de trabajo, y con ello la de tener el porvenir asegurado, es un problema grande y apremiante, pero al mismo tiempo la juventud sigue siendo la edad en la que se busca una vida más grande.Al pensar en mis años de entonces, sencillamente, no queríamos perdernos en la mediocridad de la vida aburguesada. Queríamos lo que era grande, nuevo. Queríamos encontrar la vida misma en su inmensidad y belleza. Ciertamente, eso dependía también de nuestra situación. Durante la dictadura nacionalsocialista y la guerra, estuvimos, por así decir, "encerrados" por el poder dominante. Por ello, queríamos salir afuera para entrar en la abundancia de las posibilidades del ser hombre.
Pero creo que, en cierto sentido, este impulso de ir más allá de lo habitual está en cada generación. Desear algo más que la cotidianidad regular de un empleo seguro y sentir el anhelo de lo que es realmente grande forma parte del ser joven. ¿Se trata sólo de un sueño vacío que se desvanece cuando uno se hace adulto? No, el hombre en verdad está creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa es insuficiente. San Agustín tenía razón: nuestro corazón está inquieto, hasta que no descansa en Ti. [...]
ALMUDÍ
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