“Será
 una demostración de la vitalidad de la Iglesia, que, movida por el 
Espíritu Santo, no deja nunca de suscitar formas y lenguajes nuevos para
 llegar a cada hombre y cada mujer, para llevar el fuego y la alegría de
 Cristo a todos los corazones”
      Con motivo de la Jornada de los Movimientos Eclesiales, Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei ha publicado un artículo en el periódico Avvenire. Son "una demostración de la vitalidad de la Iglesia", dice.
     También
 este año la solemnidad de Pentecostés se celebra en el mes de mayo, que
 es el mes de la Virgen. María nos enseña a acoger a la Tercera Persona 
de la Santísima Trinidad. Como nos ha recordado en la última audiencia 
general el Papa Francisco, tenemos que mirar a María y «revivir su sí, su total disponibilidad para recibir al Hijo de Dios en su vida, que desde ese momento la transformó». 
     En
 estos últimos tiempos, hemos tenido tantos motivos para alabar a Dios 
por la acción del Espíritu Santo: la elección del Papa Francisco ha 
producido en muchas personas el deseo de acercarse de nuevo a la fe y al
 sacramento de la Penitencia. La fuerza del Espíritu Santo mueve a los 
cristianos a una verdadera transformación para difundir el Evangelio en 
todo el mundo.
     También
 ahora −y siempre será así− la Iglesia avanza con el impulso del 
Espíritu. Todas las realidades eclesiales, tanto las que son 
manifestaciones diversas de la organización jerárquica de la Iglesia 
−por ejemplo, las diócesis o los vicariatos apostólicos, los 
ordinariatos, las prelaturas territoriales o personales− como otras que 
nacen en el ámbito del derecho de asociación de sus miembros −es el caso
 de los movimientos o las asociaciones−, son alentadas por el mismo 
Espíritu Santo en la vida de la Iglesia.
     Una
 muestra particular de esa acción del Paráclito es el encuentro de 
movimientos eclesiales, asociaciones y agregaciones laicales que se 
celebra el sábado y el domingo en Roma. Con ese encuentro culmina una 
peregrinación que ha sido organizada con ocasión del Año de la Fe convocado por el amado Benedicto XVI, maestro en la comprensión amorosa del misterio cristiano.
 Será una demostración de la vitalidad de la Iglesia, que, movida por el
 Espíritu Santo, no deja nunca de suscitar formas y lenguajes nuevos 
para llegar a cada hombre y cada mujer, para llevar el fuego y la 
alegría de Cristo a todos los corazones.
     La
 Prelatura del Opus Dei, por su naturaleza, no participará como tal en 
esta peregrinación de movimientos. Pero gracias a la comunión eclesial, 
estaremos todos presentes con la oración y el afecto: los fieles de la 
Prelatura, junto a tantos otros católicos, vivirán la Pentecostés muy 
unidos al Papa Francisco y a los representantes de esas instituciones. 
Además, sin duda muchos asistirán con parientes y amigos a las 
celebraciones que tendrán lugar en la plaza de San Pedro.
     Ojalá llegara muy lejos el deseo que expresan estas palabras de san Josemaría, fundador del Opus Dei: «Querría
 (...) que, en la Iglesia Santa, todos nos sintiéramos miembros de un 
solo cuerpo, como nos pide el Apóstol; y que viviéramos a fondo, sin 
indiferencias, las alegrías, las tribulaciones, la expansión de nuestra 
Madre (…). Querría que viviésemos la identidad de unos con otros, y de 
todos con Cristo» (Forja, n. 630). A esto nos llama el Papa Francisco, con su sonrisa, con su corazón de pastor de todos.
     Pentecostés
 nos habla de lenguas, de expansión, de salir de nosotros. Pero también 
nos anima a buscar la unidad afectiva y efectiva entre todos los hijos 
de la Iglesia. Una unidad que es signo de esperanza.
          Javier Echevarría          Prelado del Opus Dei 
almudi
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Gracias D. Javier por su claridad y amor a la Iglesia y al Papa y a todos. Que la Santísima Virgen le acompañe siempre.
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