viernes, 5 de marzo de 2010

ENSANCHAR LA JUSTICIA


Articulo de Pablo Cabellos en El Levante sobre el mensaje del Papa para la Cuaresma

Como expresa el título, deseo escribir sobre una justicia más amplia de lo que suele entenderse al emplear esta palabra. Con la definición de Ulpiano, en el lenguaje común, justicia es dar a cada uno lo suyo —dare cuique suum.

Sin embargo, como ha escrito Benedicto XVI en su mensaje para la presente Cuaresma, esta clásica enunciación no aclara en que consista eso «suyo», que es necesario asegurar a cada uno. Ciertamente, se podría afirmar que son nuestros todos los contenidos en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, sencillamente porque somos humanos. También es verdad que cada persona debe recibir lo que legalmente le corresponda.

Pero, ¿se puede garantizar todo por ley? Evidentemente, no. Ni siquiera los Derechos Humanos están asegurados a todos, incluso en las sociedades democráticas, donde algunos muy elementales —la vida, por ejemplo— no son de posesión universal, bien porque una ley lo impide —en el caso citado, el aborto legal—, bien porque una determinada situación lo hace imposible. En este escenario se encuentra, con desgraciada actualidad, el derecho al trabajo.

Sin embargo, el Papa va más lejos al afirmar que lo más necesario para el hombre no se le puede garantizar por ley; gozar de una existencia plena requiere algo más íntimo: el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. El derecho del hombre a Dios es más necesario que el derecho al pan, con ser éste imprescindible y una obligación el proporcionarlo a todos.

LEER MÁS

No hay comentarios:

Publicar un comentario