sábado, 20 de marzo de 2010

Los planes de educación sexual y Educación para la Ciudadanía incitan a un autoerotismo


El último número de Alfa y Omega ofrece nuevas reflexiones sobre la educación sexual incluida en la asignatura Educación para la Ciudadanía. Al final, incluyo dos enlaces a dos buenos artículos sobre de educación sexual de Enrique Rojas y del profesor Barrio.

La masturbación no es un juego

En plena crisis económica, el Ministerio de Igualdad se ha gastado 26.000 euros en financiar un Mapa de excitación del clítoris. Amén del derroche económico, el estudio del Ministerio encabezado por doña Bibiana Aído ejemplifica el constante interés de nuestras autoridades por promocionar la masturbación; una práctica sexual que, según advierten los científicos, tan peligrosa resulta desbocada, como mal contenida.

Juguetes peligrosos

La normalización del onanismo en la esfera pública es tan notable que ha invadido las aulas españolas: Comunidades como Valencia, Asturias, Andalucía o Extremadura imparten talleres de sexualidad, en los que se alaban las bondades de la masturbación. Incluso, el Gobierno extremeño financia unas reuniones en las que un Sex-shop madrileño presenta sus productos a los alumnos, como si fuesen juguetes sexuales: una expresión, por cierto, muy usada en los medios, y que transmite una evidente visión lúdica de la masturbación. Los ejemplos son tan abundantes que basten sólo dos más: el Ministerio de Igualdad ha gastado 26.000 euros en un Mapa de excitación sexual del clítoris; y junto al Ministerio de Sanidad prevé articular la vertiente educativa de la Ley del aborto, promocionando, entre otras cosas, el cibersexo, para «prevenir embarazos no deseados».

Aberración médica

Esta forma de presentar la masturbación, sin embargo, ha alarmado no sólo a los padres, sino también a los profesionales sanitarios. El doctor Blas Bombín, responsable de atender las adicciones sexuales del Cetras, Centro para el Tratamiento y Rehabilitación de Adicciones Sociales, de Valladolid, afirma que inculcar esta visión desde las aulas y desde los medios es «una aberración, no sólo por lo que conlleva de riesgo de afianzar al niño (o al adulto) en prácticas que no requieren del esfuerzo de la conquista, de la relación de amistad y afecto con otra persona, sino por lo que conllevan de cosificación del sexo, que se convierte en un objeto de consumo y lo despojan del necesario componente afectivo que hace de nuestra sexualidad una psico-sexualidad. Hay que educar para la práctica digna del sexo, no para la práctica zoológica».

ALFAYOMEGA
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