lunes, 15 de marzo de 2010
SILENCIOS Y MIRADAS
Os presento esta valiosa reflexión sobre la importancia del silencio interior y las consecuencias del ritmo actual de vida, especialmente en los jóvenes
Me gusta ir un poco por detrás. Sólo un poco. Lo justo para que no se me vea y para ver. Raramente leo el último libro, ese del que habla todo el mundo, hasta que alguien en quien confío me lo recomienda. Y aun así, casi siempre, se lo pido prestado primero, y lo compro solo después de leerlo. Con las novedades tecnológicas actúo del mismo modo: dejo que otros las experimenten y me cambio cuando me parecen contrastadas. Por ejemplo, aunque reservé relativamente pronto una cuenta a mi nombre en Twitter, tardé mucho en comenzar a usarla. Este modo de proceder, demasiado conservador, me permite ahorrar tiempo y disgustos. Claro que, si todo el mundo hiciera lo mismo, el sistema no funcionaría.
Tiene otros inconvenientes: casi nunca descubro nada y me pierdo ese goce del trapero que, después de mucho revolver, encuentra algo muy valioso entre los desechos. Pero es que no soy un trapero. Me gusta lo que dice el viejo marino al chaval en Entspringen, la novela de Antoni Marí: “La cuestión es, chaval, no perderse nunca de vista y, al mismo tiempo, verlo todo de una sola ojeada”. Por eso ahora, me preocupa más que hace años enseñar a los alumnos de periodismo a mirar y a escuchar. No saben estarse quietos y se pierden lo que ocurre a su alrededor, aunque lo consuman todo.
FRANCISCO SÁNCHEZ
NUESTRO TIEMPO
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