miércoles, 7 de julio de 2010

Estrasburgo no debe deconstruir derechos humanos básicos


          En España se sigue hablando de la sentencia que el Tribunal europeo de derechos humanos dictó contra Italia el 3 de noviembre de 2009 sobre la presencia de crucifijos en escuelas públicas. Parece formar parte del argumentario del fundamentalismo laicista, que dedica últimamenteAlmidi.org - Salvador Bernal mucho espacio a la libertad religiosa. Se olvida que fue una decisión en primera instancia. En la Cámara de apelación de ese Tribunal del Consejo de Europa terminó la vista del recurso el pasado 30 de junio. En el debate se han producido intervenciones de máximo interés para la comprensión del problema.

          Recuerdo a un sacerdote español que vivía en Estocolmo y decidió solicitar la nacionalidad sueca, después de años de residencia. La concesión llevaba consigo, ipso iure, la inscripción en la Iglesia luterana oficial. Tuvo que incoar luego un procedimiento administrativo para modificar los datos registrales. Hoy quizá no habría sucedido, porque Suecia dejó de ser Estado confesional al comienzo de 2000. 

           Pero lo siguen siendo otros países europeos, como Dinamarca, donde se mantiene ese tipo de registro civil que incluye la inscripción en la confesión oficial. Salvo error por mi parte, el caso ha llegado a Estrasburgo. Otros asuntos proceden de Grecia, también confesional, donde hasta el año 2000 era obligatoria la casilla de la religión en los carnets de identidad. 

          Estos ejemplos muestran la complejidad del problema. Ciertamente, hay tradiciones históricas que deben reformarse para ampliar las libertades ciudadanas. Pero otras son perfectamente compatibles y, desde luego, sería un contrasentido invocar la libertad religiosa para negarla, como afirmaba en Estrasburgo el representante italiano. Nicola Lettieri señaló que no era casual que la "contestación política" a las tesis de la sentencia recurrida viniera en gran parte de países que sufrieron duramente el ateísmo de Estado, y están sin cerrar las heridas causadas por la persecución oficial contra la libertad de cultos. Lettieri insistió en que "los principios invocados en el debate se introdujeron en la Convención europea de derechos humanos justamente para defender a los ciudadanos de esas naciones".

SALVADOR BERNAL
ReligionConfidencial.com / Almudí
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