“La igualdad es un ideal muy prestigiado desde que Danton lo unió a la libertad y la fraternidad en el viejo lema de la Revolución Francesa, pero, como todas las palabras que se convierten en mitos, su contenido resulta bastante difuso y manipulable, pues aquello que todos creemos saber es lo que necesita ser pensado y dilucidado más atentamente”.
Con este párrafo comienza Francisco Rodríguez Barragán en “El Guadalope” un interesante comentario sobre el malentendido de “la igualdad”, una aspiración irrenunciable para la dignidad humana sobre la que, sin embargo, se ha construido en nuestro tiempo un mito cultural y político que sirve de base al creciente dominio por el Estado de la vida social.
Reproduzco a continuación el texto de “Iguales y diferentes”.
IGUALES Y DIFERENTES
Francisco Rodríguez Barragán
La igualdad es un ideal muy prestigiado desde que Danton lo unió a la libertad y la fraternidad en el viejo lema de la Revolución Francesa, pero, como todas las palabras que se convierten en mitos, su contenido resulta bastante difuso y manipulable, pues aquello que todos creemos saber es lo que necesita ser pensado y dilucidado más atentamente.
La revolución de 1789 quería terminar con los privilegios de unas clases sobre otras, por lo que formuló el principio de igualdad ante la ley que reconoce que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones. Pero dado que en la realidad no todos los ciudadanos se encuentran en situaciones idénticas, la verdadera igualdad tendría que tratar desigualmente a los desiguales, en cuyo momento empiezan los problemas.
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