Después de la aprobación de la ley del aborto son necesarias reflexiones lúcidas, como la de Monseñor Munilla:
¿Cómo es posible que hagamos una valoración tan laudatoria de la adopción de niños extranjeros entre nosotros, mientras que aquí desestimamos como absurda la alternativa de la entrega en adopción del niño?
Una vez más, la sinrazón se ha impuesto. El 5 de julio de 2010 pasará a la posteridad como un día negro en la historia de los derechos humanos. La nueva Ley de “Salud Sexual y Reproductiva” (¡ironías del lenguaje!) da un marco legal al aborto libre, que de hecho ya se practicaba abiertamente en España, bajo un generalizado fraude de ley, conocido y consentido por casi todos. Legalmente, el aborto ha pasado de estar despenalizado en tres supuestos, a ser reconocido como un derecho. No cabe duda de que los empresarios de las clínicas abortistas pueden dormir ya mucho más tranquilos.
¿Y ahora qué? ¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados a la espera de los recursos judiciales? ¿Acaso la “causa de la vida” se reduce a la batalla legal? ¡Ciertamente no!... Como dice el refrán, “más vale encender una vela que maldecir las tinieblas”. En estos días he recordado una famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta, pronunciada cuando el aborto se liberalizaba en Occidente, en medio de fuertes polémicas: “No los matéis, dádmelos a mí. ¡Yo sí los quiero!”. Tampoco puedo olvidar que en cierta ocasión un periodista le preguntaba a la Madre Teresa cuál había sido su estrategia para salvar a tantos niños y desahuciados de la vida. Su respuesta no dejaba lugar a equívocos: “¡Uno a uno!”
Pues bien, ha llegado el momento del “uno a uno”… La mayoría de las asociaciones provida han orientado su acción en los últimos años en esta línea. En muchos lugares –también en San Sebastián- ya vienen trabajando con gran éxito grupos de “rescate”, bajo la coordinación de la fundación “RedMadre”. Decenas de miles de vidas humanas han sido salvadas “in extremis”, cuando tenían ya puesta la “cita” en el abortorio. Su método consiste en dar a la mujer embarazada soluciones alternativas al sacrificio de la vida de su hijo: acompañamiento personal, ayuda económica, pisos de acogida, asistencia médica y jurídica, etc. (Me permito dar el teléfono de contacto que coordina todos estos grupos en España: 902-188.988). ¡Es hora de arrimar el hombro!
Una vez más, la sinrazón se ha impuesto. El 5 de julio de 2010 pasará a la posteridad como un día negro en la historia de los derechos humanos. La nueva Ley de “Salud Sexual y Reproductiva” (¡ironías del lenguaje!) da un marco legal al aborto libre, que de hecho ya se practicaba abiertamente en España, bajo un generalizado fraude de ley, conocido y consentido por casi todos. Legalmente, el aborto ha pasado de estar despenalizado en tres supuestos, a ser reconocido como un derecho. No cabe duda de que los empresarios de las clínicas abortistas pueden dormir ya mucho más tranquilos.
¿Y ahora qué? ¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados a la espera de los recursos judiciales? ¿Acaso la “causa de la vida” se reduce a la batalla legal? ¡Ciertamente no!... Como dice el refrán, “más vale encender una vela que maldecir las tinieblas”. En estos días he recordado una famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta, pronunciada cuando el aborto se liberalizaba en Occidente, en medio de fuertes polémicas: “No los matéis, dádmelos a mí. ¡Yo sí los quiero!”. Tampoco puedo olvidar que en cierta ocasión un periodista le preguntaba a la Madre Teresa cuál había sido su estrategia para salvar a tantos niños y desahuciados de la vida. Su respuesta no dejaba lugar a equívocos: “¡Uno a uno!”
Pues bien, ha llegado el momento del “uno a uno”… La mayoría de las asociaciones provida han orientado su acción en los últimos años en esta línea. En muchos lugares –también en San Sebastián- ya vienen trabajando con gran éxito grupos de “rescate”, bajo la coordinación de la fundación “RedMadre”. Decenas de miles de vidas humanas han sido salvadas “in extremis”, cuando tenían ya puesta la “cita” en el abortorio. Su método consiste en dar a la mujer embarazada soluciones alternativas al sacrificio de la vida de su hijo: acompañamiento personal, ayuda económica, pisos de acogida, asistencia médica y jurídica, etc. (Me permito dar el teléfono de contacto que coordina todos estos grupos en España: 902-188.988). ¡Es hora de arrimar el hombro!
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