domingo, 16 de mayo de 2010

Alejandro Navas: droga y juventud - no todos serán “ni, ni” (ni estudian, ni trabajan)

          Reproduzco esta acertada entrada de SCRIPTOR con un buen artículo de Alejandro Navas sobre la llamada generación ni-ni 

          El texto que me envía Alejandro Navas tiene por título original "El futuro de la juventud y la droga", y ha sido publicado ayer en Diario de Navarra como "Juventud, droga y mercado de trabajo". 
He preferido el título que aquí figura, por aquello de saber que la cosa -siendo dramática y estando difícil- no es fatídica, porque -a pesar de las previsiones de la OCDE- ni todos, ni la mayoría, terminarán como "ni-ni" (ni estudian ni trabajan).

Este es el texto:

           Cuatrocientos alumnos navarros de bachillerato llenan el cine Carlos III. En el marco del Festival de Cine de Pamplona, se les ha proyectado un bloque de cortometrajes de “interés humano”, con el fin de ayudarles a concienciarse sobre los problemas de nuestra sociedad. Soy el “experto” encargado de presentar la sesión y moderar el coloquio subsiguiente.
           Empieza el debate y un tema se impone de inmediato: el porro. Los jóvenes que toman la palabra se muestran indignados con los adultos represores -autoridades, padres, educadores-, que les impiden el libre acceso a la droga. No me encuentro en un seminario de intelectuales, sino frente a cuatrocientos bachilleres más bien desinhibidos, por lo que el diálogo resulta contundente, casi brutal, desprovisto de matices o sutilezas.

           –“Un porro de vez en cuando no hace daño”. –“De acuerdo”, respondo. “Pero el consumo habitual, sumado a otras conductas de riesgo, tiene pronto efectos negativos para la salud”. Acaban aceptándolo, pues ellos mismos va a gente de su edad afectada, pero se escudan en un lema que parece un conjuro: -“Sí, pero yo controlo”.

           Les hago ver que todos -también los adultos- nos engañamos con esa fórmula ante las conductas de riesgo generadoras de adicción -tabaco, droga, alcohol, juego, sexo-. Si somos sinceros, en realidad controlamos mucho menos de lo que creemos. Reconocerlo es el primer paso ineludible para superar la dependencia. –“Yo, con mi vida, hago lo que quiero”, me dice enfadada una chica que no tendrá más de dieciséis años.

           –“De acuerdo. Si estás en tu casa, te drogas, enfermas y te mueres, allá tú. Pero, ¿qué hacéis cuando os encontráis mal?”. –“Vamos a urgencias, al hospital”. –“Y ¿quién paga la sanidad?”. –“La pagamos entre todos, con los impuestos”. –“No, te equivocas. Tú no pagas impuestos, y al paso que vas, probablemente acabarás convertida en una piltrafa; no trabajarás y, por tanto, tampoco cotizarás ni pagarás impuestos. Los que sí lo hacemos, algo tenemos que decir sobre el modo en que se gasta el dinero de todos”.

SCRIPTOR

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