Lo que se juega la Iglesia en la transmisión de la fe es mucho. De lo que se haga en las parroquias y en las familias depende que los niños reciban una fe robusta que les acompañe durante toda su vida. Desde hace algunos años, la Iglesia en España está incidiendo en adelantar la edad de acceso de los niños a la Primera Comunión y a la Confirmación, una misión catequética en la que está poniendo buena parte de su empeño, y en la que es imprescindible la colaboración de las familias.
Hace un tiempo, cuando aún no se había empezado a extender la costumbre de la lista de regalos de Primera Comunión, el Papa san Pío X trataba de proteger el mejor acercamiento de los niños al Cuerpo de Cristo mediante el adelantamiento de la edad de acceso a los siete años. Trataba así de luchar contra la herejía jansenita, que concebía el Cuerpo de Cristo algo así como un premio al que había que acceder por mérito, más que como un don: «La costumbre de retrasar la edad de acceso a la Primera Comunión -explicaba el Papa- ha sido causa de no pocos males: la inocencia de los primeros años, apartada de abrazarse con Cristo, se veía privada de todo jugo de vida interior; de donde se seguía que la juventud, careciendo de tan eficaz auxilio, y envuelta por tantos peligros, perdido el candor, cayese en los vicios antes de gustar los santos misterios. Y aunque a la Primera Comunión preceda una preparación diligente y una confesión bien hecha, siempre resulta tristísima la pérdida de la inocencia bautismal, que, recibiendo en edad más temprana la Santa Eucaristía, acaso pudiera haberse evitado».
La cuestión sigue siendo actual, y afecta no sólo a la Primera Comunión, sino también a la edad a la que es conveniente recibir el sacramento de la Confirmación. La Iglesia en España, buscando proteger el derecho de los niños a la fe, está implantando varias soluciones al respecto. Don Juan Ignacio Rodríguez Trillo, Director del Secretariado de la Subcomisión episcopal de Catequesis, de la Conferencia Episcopal Española, señala que no hay normativa común, pero que el Episcopado está dando orientaciones: «Hay una tendencia -explica don Juan Ignacio- a experimentar con nuevos métodos, y poder realizar la iniciación cristiana desde los 7 a los 12 años.
Se está viendo la importancia de acoger a los niños antes de lo que se hacía hasta ahora: hacer un primer anuncio, antes, en la parroquia a los 6 años, o incluso antes, para poder enseñar a los niños los rudimentos de la fe». Acerca del sacramento de la Confirmación, don Juan Ignacio subraya la tendencia de las diócesis a adelantarla a los 12 años: «Creemos que es mejor, porque asegura la continuidad en la Iglesia, además de que se asegura que puedan recibir los tres sacramentos». La pregunta que surge inmediatamente es: ¿y después? ¿Por qué hay tantos jóvenes que abandonan la práctica religiosa apenas recibida la Confirmación?: «Es importante una buena pastoral de adolescencia -continúa don Juan Ignacio-, que incida en la gestión del tiempo libre y que proporcione una formación de vida cristiana adaptada a cada edad, que incluya una educación de su afectividad en este tiempo tan difícil. La idea es intentar ser originales en este aspecto».
Catequesis en familia
Una de las mayores dificultades a la hora de llevar a cabo la catequesis es que, en muchos casos, la familia no acompaña el acercamiento de los niños a los sacramentos; los padres apuntan a los hijos a la catequesis en la parroquia y después se desentienden. Así, los niños no tienen la oportunidad de vivir en casa lo que comienzan a experimentar en la parroquia.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo (Alfa y Omega)
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