El pasado jueves, 6 de mayo, el que fuera portavoz de Juan Pablo II durante 22 años, Joaquín Navarro-Valls, fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) de Barcelona.
Los que me conocen bien, saben de mi gran admiración por este “gran maestro de la comunicación”. Admiración, y por qué no confesarlo, envidia sana, que más de una vez me ha llevado a pensar crear un grupo “Hazte fan del buen hacer humano y profesional de Joaquín Navarro Valls” en Facebook.
Un grupo de fans inexistente, por supuesto. Y no por falta de ganas, sino porque la calidad humana y la finura interior del laureado, su saber estar y su buen hacer profesional, le llevan a pasar desapercibido.
Es más, puedo asegurar que se considera un pequeño lápiz en las manos de Dios… “Un trozo de lápiz- como le gustaba definirse a la Madre Teresa de Calcuta-, con el cual Él escribe aquello que quiere. Eso es todo. Él piensa. Él escribe. El lápiz no tiene que hacer nada. Al lápiz solo se le permite ser usado."
Pero esta vez, la lección magistral del que fuera “amigo personal del Papa Wojtila”, pronunciada en el Aula Magna de la Universidad, no puede caer en saco roto. Al fin y al cabo, a muchos de nosotros nos urge aún más conocer a Juan Pablo II. No solo como referente moral e intelectual del siglo XXI, sino más bien, como modelo a seguir para difundir una nueva imagen de la Iglesia- ¡sin miedos y sin complejos!-, haciendo nuestras aquellas primeras palabras que nos dirigió al comienzo de su pontificado: "¡NO TENGAIS MIEDO! ¡ABRID DE PAR EN PAR LAS PUERTAS A CRISTO!".
Dicho esto, no puedo - ni quiero-, dejar de transcribir algunos fragmentos de su intervención, a la que bien podríamos titular: “Así vi yo la santidad de Juan Pablo II”.
“Como es sabido, hace pocos meses fue promulgado el decreto con el que se sancionó el modo extraordinario, heroico con que vivió las virtudes humanas y cristianas. Y esa circunstancia me da ocasión para hablar de él desde una perspectiva que nunca me habría atrevido a enfocar mientras él vivía y yo trabajaba con él. Perspectiva que trasciende la pura consideración historiográfica de Karol Wojtyła.
No puedo decir que me haya sorprendido la rapidez con la que ha procedido su proceso canónico de beatificación hasta la etapa actual. Pero a mi esta etapa me hace recordar los muchos años que en que he tenido la posibilidad de ver desde cerca el modo de ser y de hacer de Juan Pablo II y de poder tocar con mi mano lo que ahora será sancionado como santidad porque quizás no sea necesario recordar que una persona o es santa durante su vida o no lo será nunca.
Remedios Falaguera
INFOCATÓLICA
Los que me conocen bien, saben de mi gran admiración por este “gran maestro de la comunicación”. Admiración, y por qué no confesarlo, envidia sana, que más de una vez me ha llevado a pensar crear un grupo “Hazte fan del buen hacer humano y profesional de Joaquín Navarro Valls” en Facebook.
Un grupo de fans inexistente, por supuesto. Y no por falta de ganas, sino porque la calidad humana y la finura interior del laureado, su saber estar y su buen hacer profesional, le llevan a pasar desapercibido.
Es más, puedo asegurar que se considera un pequeño lápiz en las manos de Dios… “Un trozo de lápiz- como le gustaba definirse a la Madre Teresa de Calcuta-, con el cual Él escribe aquello que quiere. Eso es todo. Él piensa. Él escribe. El lápiz no tiene que hacer nada. Al lápiz solo se le permite ser usado."
Pero esta vez, la lección magistral del que fuera “amigo personal del Papa Wojtila”, pronunciada en el Aula Magna de la Universidad, no puede caer en saco roto. Al fin y al cabo, a muchos de nosotros nos urge aún más conocer a Juan Pablo II. No solo como referente moral e intelectual del siglo XXI, sino más bien, como modelo a seguir para difundir una nueva imagen de la Iglesia- ¡sin miedos y sin complejos!-, haciendo nuestras aquellas primeras palabras que nos dirigió al comienzo de su pontificado: "¡NO TENGAIS MIEDO! ¡ABRID DE PAR EN PAR LAS PUERTAS A CRISTO!".
Dicho esto, no puedo - ni quiero-, dejar de transcribir algunos fragmentos de su intervención, a la que bien podríamos titular: “Así vi yo la santidad de Juan Pablo II”.
“Como es sabido, hace pocos meses fue promulgado el decreto con el que se sancionó el modo extraordinario, heroico con que vivió las virtudes humanas y cristianas. Y esa circunstancia me da ocasión para hablar de él desde una perspectiva que nunca me habría atrevido a enfocar mientras él vivía y yo trabajaba con él. Perspectiva que trasciende la pura consideración historiográfica de Karol Wojtyła.
No puedo decir que me haya sorprendido la rapidez con la que ha procedido su proceso canónico de beatificación hasta la etapa actual. Pero a mi esta etapa me hace recordar los muchos años que en que he tenido la posibilidad de ver desde cerca el modo de ser y de hacer de Juan Pablo II y de poder tocar con mi mano lo que ahora será sancionado como santidad porque quizás no sea necesario recordar que una persona o es santa durante su vida o no lo será nunca.
Remedios Falaguera
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