Interesante artículo de ALBA sobre la manipulación informativa.
Sostenía Axel Springer, editor del Bild-Zeitung, que cierta clase de público “odia pensar”. Y sus críticos señalaban esa frase como explicación al sensacionalismo característico del diario más vendido de Europa. Hay algo más que eso: estamos ante el resquicio por el que se cuelan todos los intentos de manipulación del lenguaje, destinados a simplificar en el receptor el proceso de asimilación mental de las ideas que recibe, para orientarlas en el sentido deseado por el emisor.
El estudio experimental de esos procesos es relativamente reciente. Los expertos todavía discuten si son las sensaciones, las imágenes o las palabras las que están en el origen de los conceptos. En cualquiera de las tres hipótesis “nuestro pensamiento toma forma y se estructura mediante el lenguaje: pensamos en palabras. Y si variamos su significado, de hecho estamos cambiando también nuestro pensamiento”, afirma Juan Manuel Pulido, psicólogo especialista en modificación de conducta. En consecuencia, “el recurso a eufemismos es una manera sibilina pero muy efectiva de cambiar nuestra postura con respecto a hechos morales o realidades políticas”.
Cualquier elemento de la realidad es, pues, susceptible de una denominación que lo suavice, y así el terrorismo se disfraza de “lucha armada” con la misma facilidad con la que un despido masivo se pone la máscara de “ERE” o un noruego como el futbolista John Carew, ex del Valencia, hoy en el Aston Villa, llegó a verse definido como “afroamericano” o “subsahariano” por algún comentarista demasiado temeroso de mentar el color de su piel.
Carmelo López Arias
Carmelo López Arias
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