viernes, 7 de mayo de 2010

«Enséñales a tirarle besos»

          ¿Por qué llamamos a nuestra Madre del cielo de tantas maneras distintas? A esa pregunta responde Advocaciones de la Virgen. Y el amor le dio mil nombres, de Ediciones Internacionales Universitarias. María José Monfort coordina este libro, en el que distintas personas presentan diversas advocaciones marianas y testimonian su relación con María

          Ronald Knox, en una meditación sobre la Virgen, dijo: «Creo que para nosotros es más que un símbolo teológico. Ni pensamos en ella como se hacía en la Edad Media, como Patrona de esta o aquella institución... Más bien, para cada uno de nosotros es una historia de amor. Y debido a que un natural instinto nos impide hablar de estas cosas en público, lo dejaremos así». 
         Yo hago mías estas palabras, pero, sin perder el pudor de mi intimidad, podría decir que mi relación con la Virgen es una historia de amor, llena de encuentros con un especial sabor. La Virgen Milagrosa donde hice la Primera Comunión, la Virgen del Buen Consejo del primer colegio, la Virgen del Carmen durante todo el tiempo que ejercí como marino, la Virgen de la Victoria y de los Reyes mientras viví en Málaga y en Sevilla... y, ahora, la Virgen de Torreciudad, son la misma Virgen, a la que el amor le dio mil nombres. Son diversos retratos de la misma Madre, que cada hijo puede escoger como su favorito.
Javier de Mora-Figueroa. Rector de Torreciudad
           Quisiera volver sobre otra palabra clave del secreto (de Fátima): «Mi Corazón Inmaculado triunfará». ¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles. El Fiat de María ha cambiado la historia del mundo, porque ha introducido en el mundo al Salvador. El Maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano, y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra: «Padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza: Yo he vencido al mundo».
Raquel Fernández. Abogado rotal
ALFA Y OMEGA
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