lunes, 24 de mayo de 2010

Entrevista a Rafael Navarro-Valls, catedrático de Derecho de la UCM: “El sentido original de la laicidad no fue el de hacernos libres de la religión, sino más bien el de hacernos oficialmente libres para su práctica”

          En la presentación el Congreso Eucarístico Nacional la pasada semana en Madrid, que congregará esta semana en Toledo a 800 congresistas en torno al Sacramento de la Eucaristía, el arzobispo de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez aseguraba que el “uso del burka, de alguna manera, dificulta la convivencia” y añadía que "son las autoridades las que deben decidir en una sociedad multicultural como la nuestra. Pero a mí no me corresponde, gracias a Dios". 

          La polémica suscitada por el uso del velo en Lleída nos mueve de nuevo a la reflexión acerca de los límites establecidos por el Derecho y a las manifestaciones públicas de distintivos religiosos determinados. Preguntamos a uno de los expertos a nivel nacional en esta materia, al catedrático en Derecho Rafael Navarro-Valls, para que nos oriente en su análisis. 

           Después de que el Gobierno francés abandere la campaña “la República a cara descubierta” con el propósito de prohibir el uso del burka en los lugares públicos, ¿qué considera que ha de hacer el Gobierno español ante el uso del velo, del niqab y del burka, teniendo en cuenta la gran diferencia existente entre el uso del velo y el uso del burka?




           Existe una tendencia en Occidente a confundir “garantía de la libertad religiosa” con tutela del “Islam político”. Quiero decir, que en Occidente suele entenderse que esas muestras externas de religiosidad de la mujer son más bien fruto de la dictadura política del Islam. 

          Así ha pasado en Turquía y en Francia, y también- de algún modo con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Sin embargo, si aislamos lo que es religión de política, probablemente planteamientos negativos anti-símbolos cederían ante necesidades garantistas de la libertad religiosa. En Francia, como usted dice, en el debate sobre el burka y el niquab, se ha apostado por “una Republica a cara descubierta”. Es un criterio respetable, pero siempre que no olvide que sobre la mesa existen otros factores en juego: libertad religiosa, dignidad de la mujer e igualdad de sexos. 

          Parece que el Gobierno de Zapatero respalda en gran medida la defensa de símbolos religiosos extranjeros y, por el contrario, se encarga de suprimir la presencia de crucifijos en las aulas. ¿No le resulta paradójico?


           La impresión que me da es que en esta materia el gobierno Zapatero se mueve en un mar de contradicciones. Le sucede algo así como con las medidas sobre el déficit presupuestario. Unas veces apuesta por medidas sociales y, al día siguiente, rebaja a todos las pensiones. Un día habla de prohibir los símbolos religiosos, y al siguiente distingue entre unos y otros, y al final matiza entre los centros educativos de Melilla y de Madrid.  

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