martes, 4 de mayo de 2010

Un compañero en cada momento de la vida


          Uno de los motivos que movieron al Papa, el año pasado, a convocar el Año Sacerdotal, que se está celebrando desde junio de 2009 fue «ayudar a percibir la importancia del papel y de la misión del sacerdote». Un papel y una misión que se desarrollan «en la Iglesia y en la sociedad contemporánea», aunque de una forma escondida, y sin restar protagonismo a los laicos. Ya sea ayudando a acercarse a Dios a un converso, acompañando a un católico a vivir en coherencia con Almudi.org - "Un compañero en cada 
momento de la vida"su fe, o de cualquier otra forma, los sacerdotes han ayudado a cambiar la vida de cientos de miles de personas. En algunos casos, las personas beneficiadas eran famosas, lo que ha permitido que la labor callada del sacerdote tuviera frutos más visibles.

          Amistad, compañía, dirección espiritual, formación, reconciliación... son algunos de los ingredientes que no suelen faltar en los cientos de miles de historias de sacerdotes que han ayudado a cambiar una vida. Puede ser el asesoramiento a alguien que desea vivir su fe más profundamente, o un acompañamiento que termine en conversión.

          Un ejemplo de esto último: «A mediados de los cincuenta, comenzó silenciosamente la conversión de mi padre al catolicismo. Simplemente comenzó a venir con nosotras a Misa con más frecuencia. La razón aparente era oír los sermones de un sacerdote joven y dinámico, el padre Harold Ford. Mi madre le invitó a tomar algo una tarde, pensando que habría alguna conversación profunda sobre cosas espirituales. ¡Pero no! Él y mi padre desaparecieron en la sala de armas, y por lo que yo sé sólo hablaron de caza, pesca y buceo».
Así empezó un relato que sería como tantos otros, si el padre de la autora de este texto no hubiera sido el actor Gary Cooper

          Hace unas semanas, el blog Jesucristo en el cine traducía el relato, incluido en la biografía del actor. El padre Ford y todos los sacerdotes protagonistas de este reportaje trabajaron con el mismo celo por los famosos que por cualquier otro miembro de su rebaño, y con el mismo objetivo: su salvación. Pero su labor callada ha dejado huella —desde un testimonio a toda una carrera— en la sociedad.

ALMUDÍ
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