viernes, 7 de mayo de 2010

La política en la era del desencanto

          La escasa valoración del estamento político por parte de los ciudadanos no es una novedad; su puntuación en las encuestas de opinión suele ser muy baja. Sin embargo, existen algunos datos que permiten pensar que nos encontramos en una situación original, hasta el punto de que se ha acuñado un término, de origen anglosajón, para designarlo: el de desafección política (political disaffection).

          Di Palma (1) ha definido este término como el sentimiento subjetivo de impotencia, cinismo y falta de confianza en el proceso político, los políticos y las instituciones democráticas, pero sin un cuestionamiento del régimen político.
          Este fenómeno está sufriendo una progresiva agudización en España, hasta el punto de que acaba de ocupar las primeras páginas de los periódicos porque el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de febrero de 2010, ha puesto de manifiesto que la clase política constituye sorprendentemente, con un 16,8% , el tercer problema más preocupante para los españoles, por encima incluso del terrorismo (12,5% ). Sólo le superan, si bien de manera muy consistente, el paro (81,8% ) y los temas económicos (47,8% ). El hecho resulta confirmado cuando se pregunta por la importancia que tienen en la vida del encuestado distintos aspectos. En una escala de 0 a 10, aparecen en primer lugar la salud y la familia, con 9,68 y 9,63 respectivamente, mientras que la política se sitúa en la cola del pelotón con un 3,97 (barómetro del CIS de diciembre de 2009).


En democracias consolidadas o en las nuevas

          La desafección política en cuanto tal apunta a una tendencia a largo plazo que estaría minando las relaciones entre los ciudadanos y los sistemas de gobierno democráticos, alejándolos progresivamente, pero sin conducir a un cuestionamiento radical del régimen. Según Torcal (2), la desafección constaría a su vez de dos elementos diversos. Uno de ellos, denominado indiferencia política (political disengagement), reflejaría la falta de compromiso de los ciudadanos sobre los diversos procesos políticos (votaciones, debates parlamentarios), y el segundo, la desafección institucional, la falta de confianza en las instituciones políticas del país (justicia, parlamento, sindicatos).

          Siendo la desafección política un fenómeno general en las democracias occidentales, se presenta con características diversas en las democracias de la primera y segunda ola, y en las de tercera, que son las que han accedido a la democracia en los últimos años del siglo XX, como es el caso de España (3).

COPE (aceprensa)
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NOTAS

(1) G. Di Palma, 1970, Apathy and participation. Mass Politics in Western Societies, New York, The Free Press.

(2) M. Torcal, 2003, Political disaffection and democratizacion history in new democracies, Working Paper 308.

(3) S. P. Huntington, 1991, The Third Wave. Democratization in the Late Twentieth Century, Norman OK, University of Oklahoma Press.

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