Reproduzco esta buena entrada de Scriptor
Rafael Navarro-Valls ha publicado un interesante artículo en El Confidencial, que -desde una perspectiva jurídica- desgrana los argumentos racionales y no tanto ideológicos o emocionales presentes en la polémica internacional acerca de la presencia de crucifijos en lugares públicos.
Lo reproduzco a continuación con el permiso explícito del autor -a quien lo agradezco vivamente en nombre de los lectores.
Junto a la perspectiva jurídica del autor, a mi modo de ver, el texto puede leerse también desde la perspectiva de lo que cabe hacer y dejar de hacer -desde el poder político- en el espacio público de nuestras sociedades modernas. Sin prescindir o renegar ni de la historia ni de las raíces de nuestra cultura.
Hay excesiva confusión entre la "laicidad" natural y propia de un sistema democrático moderno, y el "laicismo" fundamentalista, más o menos cerril y carente de visión histórica y cultural, que pretende la "ausencia de visibilidad pública de la religión". Este es el texto de Rafael Navarro-Valls, que él titula "Las cruces nos persiguen":
Entiéndaseme bien, me refiero a los juristas. Quiero decir que, después de la discutible sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre los crucifijos en Italia (caso Lautsi), dos pronunciamientos judiciales simultáneos coinciden en considerar la cruz latina como algo más que un símbolo religioso.
La coincidencia tiene interés porque la primera proviene de un contexto anglosajón: la emite el Tribunal Supremo Federal de Estados Unidos; la otra, más modesta, se elabora en un juzgado aragonés, es decir, en una cultura continental europea. Un breve análisis de ambas puede ayudar a centrar la polémica sobre simbología religiosa en lugares públicos, de modo que ayudemos a calmar algo más las pasiones, sin dejar de satisfacer -en la medida de lo posible- las inteligencias.
La sentencia Salazar contra Buono (28 abril 2010) decide definitivamente por el TS americano una controversia que ha corrido toda la escala judicial americana, ha obligado a dos intervenciones del Congreso de los EE.UU, y ha durado nueve años. El debate se centra sobre la posible inconstitucionalidad de una cruz de unos 10 pies de altura situada en la reserva natural del desierto de Mojave (California). Fue construida en territorio público el año 1934 para honrar a los caídos de la I Guerra Mundial.
SCRIPTOR
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Junto a la perspectiva jurídica del autor, a mi modo de ver, el texto puede leerse también desde la perspectiva de lo que cabe hacer y dejar de hacer -desde el poder político- en el espacio público de nuestras sociedades modernas. Sin prescindir o renegar ni de la historia ni de las raíces de nuestra cultura.
Hay excesiva confusión entre la "laicidad" natural y propia de un sistema democrático moderno, y el "laicismo" fundamentalista, más o menos cerril y carente de visión histórica y cultural, que pretende la "ausencia de visibilidad pública de la religión". Este es el texto de Rafael Navarro-Valls, que él titula "Las cruces nos persiguen":
Entiéndaseme bien, me refiero a los juristas. Quiero decir que, después de la discutible sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre los crucifijos en Italia (caso Lautsi), dos pronunciamientos judiciales simultáneos coinciden en considerar la cruz latina como algo más que un símbolo religioso.
La coincidencia tiene interés porque la primera proviene de un contexto anglosajón: la emite el Tribunal Supremo Federal de Estados Unidos; la otra, más modesta, se elabora en un juzgado aragonés, es decir, en una cultura continental europea. Un breve análisis de ambas puede ayudar a centrar la polémica sobre simbología religiosa en lugares públicos, de modo que ayudemos a calmar algo más las pasiones, sin dejar de satisfacer -en la medida de lo posible- las inteligencias.
La sentencia Salazar contra Buono (28 abril 2010) decide definitivamente por el TS americano una controversia que ha corrido toda la escala judicial americana, ha obligado a dos intervenciones del Congreso de los EE.UU, y ha durado nueve años. El debate se centra sobre la posible inconstitucionalidad de una cruz de unos 10 pies de altura situada en la reserva natural del desierto de Mojave (California). Fue construida en territorio público el año 1934 para honrar a los caídos de la I Guerra Mundial.
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