«La religión ha metido las narices donde no debía». Una frase de amplitud tal que difícilmente puede tomarse como un pensamiento filosófico y mucho menos ético. ¿Quién es "la religión"? ¿Quién el titular, cuando se habla de "narices de la religión"? Evidentemente el autor de la frase no pretende ser aristotélico, pero si está hablando a un periódico —de provincias pero de tirada considerable—, habrá que medir un poco más las palabras.
Y si no es él el responsable de tal ingenuidad, entonces habría que sentar en el banquillo a la periodista Esmeralda Gutiérrez, de El Norte de Castilla que pone la frase en titulares de una entrevista a Javier Sádaba "Filósofo, Catedrático de Ética en la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona". El cual «ha pronunciado una conferencia en Valladolid sobre los valores en la profesión médica». No dice la periodista que la conferencia fue pronunciada en la Capilla del Colegio de San Gregorio, en un acto organizado por el Colegio de Médicos.
Sé que en uno de los Hospitales de Valladolid, encuestados los médicos sobre "aborto sí/aborto no", la totalidad han respondido que no. En cambio, entre las enfermeras del mismo Hospital, ha habido un 30%, en números redondos, que han dicho sí al aborto.
Es lógico que quienes saben mejor lo que es un embrión humano, se pronuncien tajantemente en contra del aborto, porque cualquier biólogo sabe que a partir del comienzo de la gestación, hay vida humana, digan lo que digan los filósofos, los políticos y las encuestas. La gran ciencia y la comunidad científica internacional está de acuerdo en esto.
El catedrático, en la entrevista mencionada, como era de esperar, dice verdades. Sin embargo yerra en la percepción del valor de la vida humana tanto en su inicio como en su final natural, a pesar de que el "valor" es uno de sus conceptos claves en el desarrollo de sus argumentos.
Puesto que el catedrático habla en llano, vamos a ver, qué significa valor, aparte de su referencia a la valentía. Significa que algo vale, que se aprecia, que se estima, que vale la pena, etc. Pues bien, según el catedrático el valor de la vida humana no vale prácticamente nada si está dentro de las doce primeras semanas o en las últimas. En efecto, al ser preguntado «¿Considera en algún caso el aborto un asesinato?», responde: «no si está dentro de las doce semanas». Razón: «aún son como un conjunto de células y no hay un individuo humano o con los supuestos que indica la ley. Un asesinato sería abortar a los siete u ocho meses».
Una vez más se demuestra la necesidad del estudio interdisciplinar de los temas en los que se implican la ética, la biología y la filosofía. Por no mencionar a la religión, ¡tendría narices! Los filósofos y más aún los bioéticos tendríamos que atender a lo que se ve en los escáneres y en los instrumentos más sofisticados. En nuestro caso, las células perfectamente organizadas que van multiplicándose con un orden admirable y un código genético que incluye todo un programa de vida hasta la muerte natural del individuo humano.