Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas. Tralará. Es curioso, en un mundo donde se vende la libertad por todos sitios, estamos cada vez más esclavizados.
Se nos entusiasma con una libertad libertaria con la que nos da la impresión de dominar la situación, de ser nosotros mismos, cuando en realidad nos tiene aprisionados en nuestras ocurrencias, en nuestro “me da la gana”.