Me preocupan esas personas que parecen estar tan poco dispuestas a considerar las razones de los demás
Platón, para pensar y para explicarse mejor, imaginaba personajes cuyas ideas eran opuestas a las suyas, tanto para plantear réplicas a sus afirmaciones como para exigir que las expusiera de otra manera y así las mejorara. Aristóteles mantiene en gran parte ese sistema, aunque de forma un poco menos teatral, y señala primero los obstáculos a sus afirmaciones —suele decir: «hay aquí una dificultad…»—, y luego sortea o rebate pacientemente esas objeciones.
Tomás de Aquino, en cada artículo de la Summa, emplea la famosa fórmula del "sed contra est": busca primero lo que le resulta contrario, lo que se opone a la tesis que sostiene, y luego, después de haber expuesto la solución según el orden de las razones, vuelve a las objeciones que se había hecho, y las contesta. También Descartes intercambia argumentos para responder a las objeciones que le lanzan.