Es necesario entender que buena parte de los acontecimientos que hoy nos sorprenden por su carácter extremado y absurdo encuentran su origen en este fenómeno singular: la politización del cristianismo
«He venido a prender fuego en el mundo. Y ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo!»
Recogidas en el evangelio de san Lucas, estas palabras de Jesús pertenecen al orden de lo que irrumpe en el corazón de los tiempos investido de una resonancia fulminante. A través de los siglos, su eco se expande con la violencia de una deflagración.