Escribe Dale Ahlquist: El fin del mundo es más real que el mundo; el Creador es más real que la creación, el fin del tiempo es el comienzo de la eternidad, donde las urgencias del tiempo desaparecen.
¿Os habéis dado cuenta de que últimamente la gente está pensando mucho en el fin del mundo? De acuerdo, llevan pensando en ello durante los últimos miles de años. Pero siempre que tenemos una combinación de desastres naturales, agitación política, decadencia moral, desconfianza y una exaltación abierta del pecado, algunos de los nuestros empiezan a pensar: “Ya todo está acabado…”
Y sin embargo, como también os habréis dado cuenta, el mundo todavía no ha acabado. A menos, por supuesto, que contemos todas las veces que se acabó en el pasado. La historia está llena de imperios caídos, y el paisaje de la tierra poblado de ruinas de grandes ciudades y civilizaciones que ya no existen. Es una llamada de atención y un consuelo, una prueba directa de que el mundo realmente acaba, pero que no es El Final. Como dice G.K. Chesterton: “Es muy natural, pero más bien engañoso, suponer que esta época tiene que ser el fin del mundo porque será nuestro fin”.