Con ocasión de la Jornada mundial de la juventud (JMJ), ha surgido una controversia entre dos posiciones que, un poco disecadas, podrían verse como alternativas. Pero no resulta así, si se miran las cosas más detenidamente
Para unos, la Jornada Mundial de la Juventud debería tener como objetivo el encuentro y la convivencia entre los jóvenes, la acogida de la diversidad cultural y religiosa, la promoción de la solidaridad y de la interculturalidad (todo esto podría resumirse en el diálogo), pero no la conversión (sobre todo si se piensa en una conversión impuesta de modo agresivo).