lunes, 28 de febrero de 2011

Furor legislativo voluntarista

  Interesante análisis el del Dr. Bernal sobre el actual chaparrón legislativo  

   Pensaba que era sólo un problema español, agudizado en las últimas legislaturas. Pero un “billete” agudo e irónico de Robert Solé, en Le Monde del pasado día 17, me hace caer en la cuenta de que es una epidemia de la llamada civilización jurídica continental.
   Se legisla demasiado y bastante mal. Casi todos los años hay que reformar las disposiciones de la temporada anterior, porque no se tuvieron en cuenta los efectos “perversos” de lo regulado. En vez de tachar, que sería más lógico, se amplían los textos y, por tanto, la capacidad de distorsión. Y, poco a poco, parece que el único campo jurídico es el administrativo, donde no prevalece la racionalidad, sino la voluntad de poder, cuando no los hábitos de probos funcionarios.

   Afortunadamente, hay leyes que no se aplican porque exigen reglamentos de aplicación complejos que lleva su tiempo elaborarlos. Basta pensar en la lentitud de la “transposición” de tantas directivas europeas.

   Ora fuente de la ineficacia jurídica es la sobrecarga judicial. Apenas crece el número de jueces ni los recursos humanos y materiales de las oficinas judiciales, pero cada vez son más los asuntos penalizados de los que debería entender la magistratura (bloqueada ya por el aumento de la conflictividad propia de tiempos de crisis económica).
   Pero, como dice Solé, hemos llegado a un auténtico “frenesí de textos”, que inunda la sociedad con oleadas normativas. Menciona un informe del Senado francés, según el cual los funcionarios locales estarían sujetos a unas... 400.000 prescripciones técnicas. De las basuras a las cantinas escolares, ningún campo queda exento. "Para cada cuestión, para cada eventualidad, para cada duda, la respuesta es la misma: legislar o reglamentar", comprueba la delegación del Senado para colectividades territoriales. 
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SALVADOR BERNAL
RELIGIÓN CONFIDENCIAL

domingo, 27 de febrero de 2011

La verdad sobre el Papa. Por qué lo atacan, por qué tiene que ser escuchado

La verdad sobre el Papa. Por qué lo atacan, por qué tiene que ser escuchado
   «En el centro del magisterio de Benedicto XVI hay una batalla contra el relativismo, batalla hecha con tonos tranquilos y gentiles, pero que centra el problema del hombre actual. Es una convergencia de intereses y de personas que no quieren que el hombre se plantee el problema de la verdad, y que por lo tanto pueda ser fácilmente manipulado»

   El libro “La verdad sobre el Papa. Por qué lo atacan, por qué tiene que ser escuchado” escrito por el periodista vaticanista Aldo María Valli, del principal telediario italiano de la RAI, fue presentado ayer en el Instituto Don Nicola Mazza de Roma. 

      El encuentro fue moderado por el periodista Lorenzo Fazzini e ilustrado por el autor y por el presidente del Instituto de las Obras Religiosas (IOR), Ettore Gotti Tedeschi.

      ¿Por qué el Papa actual es el hombre público más atacado en absoluto, o sus palabras son objeto de fuerte manipulación?, se interrogó Valli: «Porque en el centro de su magisterio —respondió— hay una batalla contra el relativismo, batalla hecha con tonos tranquilos y gentiles, pero que centra el problema del hombre actual. Es una convergencia de intereses y de personas que no quieren que el hombre se plantee el problema de la verdad, y que por lo tanto pueda ser fácilmente manipulado».
      Este fue el tema central del libro, ilustrado con diversos ejemplos vividos en primera persona por el periodista, y también de la presentación realizada en Roma.

      Valli admitió su poco entusiasmo inicial por el actual papa: «Cuando Benedicto XVI fue elegido no fui entusiasta, lo era de Juan Pablo II, un papa que quiso encontrar a tantos pueblos, con cambios positivos como la caída del muro de Berlín». Pero «el espíritu sopla donde quiere, y salió elegido un papa europeo, alemán, un teólogo, ex prefecto de la Doctrina de la Fe»

      «Todas mis expectativas fueron turbadas —recordó—, hasta tal punto que alguien me dijo: "Ese día en el TG1 no se te veía muy contento"».

      Y reveló que «prefería un papa de un país del sur pobre. Pero poco a poco fui siendo conquistado por el pensamiento de Benedicto XVI»

      Este Papa «me ha conquistado con su racionalidad y simplicidad» ha indicado, al plantear «la cuestión más profunda de temas decisivos como la libertad y la verdad y qué es lo que viene antes, y porque nos pidió interrogarnos sobre estos grandes asuntos»

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ALMUDÍ

sábado, 26 de febrero de 2011

Ser cristiano hoy es arriesgado


   Estos textos de la antigüedad cristiana tienen un especial atractivo porque nos permiten captar el mensaje cristiano en sus fuentes originarias. Viajamos a los tiempos del nacimiento de la Iglesia. Nos permiten acercarnos a los primeros eslabones de esta fabulosa cadena que a lo largo de la historia ha transformado el mundo
   Los primeros cristianos no sólo son todavía hoy ejemplo de vida, sino también maestros de oración, considera Gabriel Larrauri.
      Este economista, interesado en temas del cristianismo primitivo, que acaba de publicar en la editorial Planeta Testimonio, Orar con los Primeros Cristianos.
      Se trata de un libro que reúne una selección de textos de los primeros escritores del cristianismo y de los Padres de la Iglesia.
   ¿En estos momentos en los que oímos hablar de persecución a los cristianos en tantos lugares del planeta, el ejemplo de los primeros cristianos puede ayudarnos en algo?
    Efectivamente, en el reciente informe sobre libertad religiosa que publica la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, el Cristianismo es la religión más perseguida en el mundo, con al menos 200 millones de personas discriminadas. En estos momentos, tener la referencia del modo de comportarse de los primeros cristianos nos ayuda a afrontar esas circunstancias.
    La persecución no es algo que sea nuevo en la historia de la Iglesia y probablemente seguirá sucediendo, pero conocer el ejemplo de vida de los que han sabido superar esas situaciones tan adversas, llegando incluso a entregar su vida por mantenerse firmes a su fe, nos puede llenar de fortaleza a la vez que nos mueva a procurar defender la libertad de esas personas, como lo hicieron los primeros apologistas cristianos, que actuaron con fortaleza al denunciar las injusticias que se cometían a su alrededor.
   Hablar de los primeros cristianos en pleno siglo XXI parece, a primera vista, propio de una mentalidad anclada en el pasado. ¿hasta qué punto es correcto este planteamiento?
    No lo es de ninguna manera. Los primeros cristianos tienen una extraordinaria vigencia cultural, sobre todo a la hora de comprender el mundo en el que vivimos y la interacción entre cristianismo y mundo contemporáneo.
    La cultura occidental está configurada desde el cristianismo, y por tanto a partir del esfuerzo de los primeros cristianos: ellos son las “raíces cristianas” de Europa. Es importante resaltar este hecho, pues el cristianismo se extendió a todo el mundo precisamente desde Europa.
    Sin embargo, cada vez es mayor el acoso cultural y mediático, la marginación efectiva que sufre el Cristianismo. En este sentido, la manera coherente en que los cristianos queremos vivir nuestra fe se puede calificar de arriesgada, y de ahí precisamente nace la enorme actualidad de los primeros cristianos, que vivieron una situación socio-cultural parecida y afrontaron con toda naturalidad sus riesgos.
¿Qué pretende este libro? ¿Qué nos pueden sugerir unos textos de escritores tan alejados de nosotros en el tiempo? ¿Realmente tienen algo que decirnos a los que vivimos en una sociedad totalmente diferente a la que encontraron los primeros cristianos?
    La selección de textos que se presenta en este libro busca dar a conocer la vida de los primeros cristianos a las mujeres y a los hombres del siglo XXI: hacernos presente el espíritu que ellos vivieron, tal como ellos mismos lo han contado.
    Se pretende con este libro que los primeros escritores cristianos hablen directamente al lector, y que este diálogo directo sea enriquecedor para quien lo mantenga con ánimo abierto y oído atento.
    Se trata de poner al alcance de los lectores algunos de los tesoros que se encuentran en sus escritos y que no son fácilmente conocidos por quienes no son especialistas.
    Estos textos de la antigüedad cristiana tienen un especial atractivo porque nos permiten captar el mensaje cristiano en sus fuentes originarias. Viajamos a los tiempos del nacimiento de la Iglesia. Nos permiten acercarnos a los primeros eslabones de esta fabulosa cadena que a lo largo de la historia ha transformado el mundo.
¿Podría decirnos algo sobre los escritores que podemos encontrar en este libro? ¿Qué período de tiempo abarca?
    En las páginas de este libro se incluyen textos de los Padres Apostólicos y los escritores de finales del siglo I y de la primera mitad del siglo II (San Clemente de Roma, San Ignacio de Antioquía, San Policarpo de Esmirna,…), que son verdaderos testigos de los comienzos, ya que conectan directamente con los tiempos de los Apóstoles.
    Los Padres y apologistas de los siglos II y III, que fueron auténticos defensores de la fe, ante las duras persecuciones (San Justino, Atenágoras, Teófilo de Antioquía,…) y ante la aparición de las primeras herejías (San Ireneo de Lyon, Orígenes, Clemente de Alejandría, Tertuliano, San Cipriano de Cartago,…).
    Y termina con los grandes Padres de Oriente y de Occidente del siglo IV y de la primera mitad del V. Concretamente hasta San Agustín de Hipona (354-430).
    En las páginas finales se recoge una breve “información biográfica” sobre cada uno de ellos, de modo que se pueda conocerlos mejor y hacerse cargo de las circunstancias que rodearon su vida.
    Cabe destacar también el interesante índice temático que ofrece y que le convierte en un excelente libro de consulta.
Más información sobre el libro: “Orar con los Primeros Cristianos”

viernes, 25 de febrero de 2011

DE LA MISA A LA VIDA

De la Misa a la vida
El semanario italiano Famiglia Cristiana, que difunde cada mes 700.000 ejemplares, ha entrevistado al Prelado del Opus Dei. La Misa, la fe y la gente joven son algunos de los temas que afronta Mons. Echevarría.
   En la sede central de la Prelatura del Opus Dei, que comprende la iglesia de Santa María de la Paz, donde reposa el fundador san Josemaría Escrivá, entrevistamos a su sucesor, el obispo Javier Echevarría, con motivo de la publicación de su libro “Vivir la Santa Misa”.
   Monseñor Echevarría, poner la Misa en el centro de la jornada es un hermoso reto. ¿Por qué vale la pena dar prioridad a la Misa y cuál es el secreto para vivirla bien?
   La Misa es acción de Dios, que nos permite participar en la pasión, muerte y resurrección de Cristo, no como espectadores u observadores, sino como co–protagonistas. Por eso, en el título del libro he querido usar la expresión “vivir” la Santa Misa, que expresa bien la implicación total, humana y espiritual, que la Misa exige.
En su libro habla del peligro del ritualismo. ¿Cómo podemos evitarlo?
   Ritualismo significa olvidar el contenido de aquello que ocurre sobre el altar. ¿Qué haríamos si nos dijeran: “hoy tienes la oportunidad de estar en el Calvario junto a Jesús?", o “hoy te encontrarás a Cristo resucitado”. En esos casos, ¿cómo nos prepararíamos? Y, en cambio, ¿cómo nos preparamos para la Misa?
Usted ha vivido más de 20 años junto a San Josemaría. ¿Qué aspecto de su personalidad le sorprendía más?
   San Josemaría sabía querer a las personas de un modo extraordinario. Le bastaba una mirada para comprender las necesidades de cada uno. Tenía esa intuición que sólo las madres poseen. Al mismo tiempo, era un verdadero padre: no nos enseñaba nada si antes no nos lo había mostrado con su ejemplo. Resultaba evidente que era un sacerdote que buscaba al Señor en todo momento.

Famiglia Cristiana / ALMUDÍ

jueves, 24 de febrero de 2011

A Melchor Miralles le gustan los dragones: esta vez, vistos por dentro

A Melchor Miralles le gustan los dragones: esta vez, vistos por dentro
   Recomiendo leer lo investigado, escrito y publicado por Miralles, no sólo por lo que puede tener de novedad o curiosidad para personas ajenas al mundo de la producción cinematográfica, sino también por lo que supone el hecho de que en este caso esté de por medio la imagen de una figura muy destacada de la Iglesia católica del siglo XX, san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei
     Para saber acerca de "Encontrarás dragones" ("There Be Dragons"), por el momento, hay que seguir leyendo a Melchor Miralles, quien la califica como un peliculón y que sigue escribiendo los resultados de su investigación, porque –dice– «me gustan los dragones».
      Hoy acaba de publicar en su blog "Los dragones por dentro". Y ofrece informaciones acerca de la financiación y de las relaciones entre el productor Ignacio Gómez-Sancha y el también productor, guionista y director Roland Joffé.
      Es interesante el retrato al fresco el que va saliendo de estas indagaciones de Melchor Miralles sobre aspectos poco conocidos de lo que supone sacar adelante una producción cinematográfica independiente sobre un asunto importante (amor, perdón, reconciliación) sobre el telón de fondo de unas circunstancias extremas como son las de toda guerra civil y más si se trata de España y entre los personajes figura Josemaría Escrivá.
      Recomiendo leer lo investigado, escrito y publicado por Miralles, no sólo por lo que puede tener de novedad o curiosidad para personas ajenas al mundo de la producción cinematográfica, sino también por lo que supone el hecho de que en este caso esté de por medio la imagen de una figura muy destacada de la Iglesia católica del siglo XX, san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei.
      En su momento —cuando "Encontrarás dragones" ("Thre Be Dragons") se estrene— publicaré mi propia crítica, visión, perspectiva o manera de entender esta difícil y apasionante película, que por su evidente pretensión de no ser otra cosa que cine-cine, resulta un auténtico regalo para la cultura ambiental. Y también la alegría de ver regresar al director de La misión y Los gritos del silencio por los fueros marcados en aquellas películas, tan difíciles y apasionantes como ésta.
      Os prometí detalles acerca de la producción de “Encontrarás dragones”, la película de Roland Joffe basada en una parte de la vida de Josemaría Escrivá de Balaguer, el polémico fundador del Opus Dei. El estreno ha generado una gran expectación, y simpatizantes y críticos con el Opus afilan las plumas para recibir a la que promete ser una de las películas de año. Ya os puedo ir contando cosas, opiniones al margen.
      ¿Quién ha pagado la película? Esta es la pregunta que más personas me han formulado. Bueno, pues ahí van algunos datos. Ignacio Gómez Sancha, productor ejecutivo, trabajó durante meses en la búsqueda de los 25 millones de € que costaba hacer realidad el proyecto, y no le resultó sencillo. El aportaba una parte, pero ni en sueños estaba en condiciones de financiarla al cien por cien, y recurrió a especialistas en la captación de capital. Uno de ellos fue el William Blair Funds, contratado para hacer el primer road show con potenciales inversores americanos.
      El 20 de septiembre de 2008 aterrizó en Nueva York Ignacio, cuatro días después de la quiebra de Lehman Brothers, y de las 25 reuniones que tenía cerradas por gestión de WBF le cancelaron 23. No estaba el patio para invertir en películas. Pero no desfalleció, consiguió semanas después las reuniones, siguió viajando por los cinco continentes y finalmente logró el dinero necesario con la aportación de 104 inversores entre los que se cuentan particulares, empresas del sector, Antena 3 y algunos fondos de capital riesgo.
      En España se estrena el 25 de marzo, distribuida por Aurum, con 300 copias en salas. En los Estados Unidos se estrena en mayo con más de 1.000 copias y en estos momentos ya está en marcha, “con resultados iniciales estupendos”, el proceso de ventas internacionales. Finalmente es una coproducción de España, Argentina y EEUU y los productores son el propio Ignacio, Roland Joffe, Ignacio Nuñez y Guy Louthan. (...)
Y así termina esta entrega de Melchor Miralles:
      (...) A partir de la idea inicial, Joffe, según me explicó el mismo en la entrevista que le hice la semana pasada en Madrid, construyó una historia donde se entremezcla el personaje real de Escrivá con personajes de ficción, en una historia que se centra en la pre guera y en la guerra civil española, y en la que un joven periodista que tuvo una tromentosa relación con su padre, a punto de morir éste, comienza una investigación acerca de uno de los mejores amigos de su progenitor, que es Escrivá, fundador del Opus Dei. La relación entre estos dos amigos constituye el hilo narrativo de la historia y permite al director narrar el proceso de fundación del Opus Dei.
      Joffe explica que no ha escrito una biografía de Escrivá, y “tampoco he rodado un documental, he hecho una película, un drama sobre la traición, el perdón, la amistad, sobre lo que es el ser humano. Me importa el mensaje de la reconciliación, porque la vida es una oportunidad para amarnos. El título viene de una antigua expresión cartográfica latina que se utilizaba para señalizar lugares donde uno podía encontrarse peligros. En definitiva, es una película sobre lo que significa ser santo”.
      Seguiremos conociendo detalles, me gustan los dragones.
  Juan José García-Noblejas
SCRIPTOR / ALMUDÍ

miércoles, 23 de febrero de 2011

AMOR CONYUGAL Y CONTRACEPCIÓN

   El Dr. Tomás Melendo es un gran enamorado del amor humano. Es un filósofo que ha publicado numerosos libros, de diversos temas: educación, metafísica, teología, amor (sexualidad, familia...etc). Aporta esclarecedoras ideas de cara a este nuevo milenio. Está casado y tiene siete hijos. En este interesante estudio explica cómo la contracepción hace  daño y llega a destruir el amor humano.

AMOR CONYUGAL Y CONTRACEPCIÓN

   De acuerdo con el plan que me tracé desde el principio, y al que aludí en los artículos iniciales, analizaré a partir de ahora:

1) las conexiones entre felicidad, amor y contracepción, por un lado,

2) y entre la continencia periódica y el posible crecimiento del amor conyugal, por otro;

3) por fin, intentaré poner de manifiesto la abismal diferencia antropológica que separa el uso de contraceptivos y la auténtica y justificada Planificación familiar natural.

Tal vez lo que se contiene en estos párrafos sea lo más importante de cuanto me queda por exponer. A saber, que:

   Al tratar sobre todo de los contraceptivos, en ningún momento pretendo establecer un juicio moral sobre las personas concretas que puedan hacer, o ya están haciendo, o hayan hecho en algún momento, uso de ellos.

   Por honradez intelectual y humana, y teniendo en cuenta antes que nada la felicidad del lector, expongo con plena sinceridad lo que, tras larga y pausada reflexión, pienso de estos asuntos, así como su calificación moral.

   Pero, repito, sin juzgar ni descalificar a nadie —¿quién sería, para hacerlo?—, sino con la sola pretensión de que, si lo estiman conveniente, acomoden su conducta a unos criterios de los que, sin duda, se derivará, para cada uno, mayor plenitud y dicha.
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TOMÁS MELENDO
ARVO.NET

martes, 22 de febrero de 2011

SENTIDO DE LA VIDA Y PROPUESTA CRISTIANA

Sentido de la vida y propuesta cristiana
   Estamos ante una lección sobre la fe cristiana y la visión cristiana del mundo (la secularidad) nada ingenua y tampoco pesimista. Es la sabiduría cristiana que propone al mundo abrirse a la fe, que señala que la fe debe vivirse atendiendo a las cosas concretas del mundo, y que es necesario luchar contra el mal comenzando por los pecados personales
     ¿Pueden vivir las personas en una pecera?. Es algo que se pregunta la sugerente película “El Erizo” (Le hérisson, Mona Achache, 2009; ver más información). Como un cuento que refleja una situación demasiado real y frecuente, presenta la existencia vacía que parece dominar nuestra sociedad; al mismo tiempo, la belleza puede surgir en la vida corriente de las personas, y puja por abrirse a la trascendencia.
      Lo dijo Benedicto XVI a su llegada a Portugal (11-V-2010): «El punto clave es el valor que se atribuye a la cuestión del sentido y a su implicación en la vida pública». «No se trata —explicaba— de una confrontación ética entre un sistema laico y un sistema religioso, sino de una cuestión del sentido al que se confía la propia libertad». En efecto, es difícil vivir sin un sentido.
      A este propósito cabe citar al doctor Irving D. Yalom —que recibió en el año 2000 un premio de la American Psychiatric Association por su contribución al campo de la religión y de la psiquiatría—, cuando afirma: «Me parece evidente que los proyectos vitales tienen un significado más profundo y poderoso si llevan a trascenderse, es decir, si se dirigen a alguien fuera de uno mismo, el amor por una causa, el proceso creativo, el amor a los demás o a una esencia divina». Los animales —observa— no se proponen algo así; sin embargo, es frecuente ver a un perro al que su amo le tira un palo, cómo entra en una trepidación de misión. «Quién de nosotros —se pregunta— no ha tenido el deseo: ¡Si yo tuviera alguien que me tirara el palo!».
      Volviendo al discurso del Papa en su llegada a Lisboa, la fe cristiana vivida coherentemente es «una propuesta de sabiduría y de misión». Y esa propuesta suena así: «La relación con Dios es constitutiva del ser humano, que ha sido creado por Dios y destinado a Dios: por su propia estructura cognitiva busca la verdad, tiende al bien en la esfera volitiva, y en la dimensión estética es atraído por la belleza. La conciencia es cristiana en la medida en que se abre a la plenitud de la vida y de la sabiduría, que tenemos en Jesucristo».
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Ramiro Pellitero. Universidad de Navarra

lunes, 21 de febrero de 2011

.ABANDONO ESCOLAR

El escritor Juan Manuel de Prada, uno de lo más clarividentes testigos de las contradicciones de nuestra época, reflexiona en su último artículo en la revista Padres y Colegios sobre los datos que acaba de hacer públicos la oficina de estadística comunitaria Eurostat en relación con el abandono escolar.

   Una vez más, la oficina de estadísticas europea propina un varapalo a nuestro maltrecho sistema educativo. Casi un tercio de los jóvenes españoles entre los 18 y los 24 años (un 31,2 %, para ser exactos) abandona sus estudios antes de concluirlos, una proporción en la que sólo nos supera Malta.

   A tan estragador dato hay que añadir que la mitad de esos jóvenes que abandonan sus estudios no encuentran trabajo, engrosando las cifras del paro. De lo que parece desprenderse que nuestro sistema educativo, lejos de ayudar a nuestros jóvenes a decantar su vocación, se ha convertido en una formidable máquina de desorientación que los condena a elegir una senda para la que no han sido llamados, que los incita a cursar estudios para los que no están preparados, que los embarca en una travesía destinada al fracaso. Si ese tercio de los jóvenes entre 18 y 24 años que abandona los estudios hubiese recibido una educación encauzada al discernimiento de su verdadera vocación no habría tenido que “abandonar” los libros; simplemente, habría entendido que su formación no exigía más libros, sino el adiestramiento en un oficio.

   ¿Qué sentido tiene que un joven entre 18 y 24 años siga estudiando, cuando su vocación no es el estudio? Habría que empezar por establecer que el mejor destino para un joven no es siempre cursar estudios universitarios. Pero se ha impuesto la desquiciada creencia social de que un joven que no cursa estudios universitarios es un fracasado o un paria (cuando la cruda realidad más bien nos enseña lo contrario); y nuestros planes educativos, con su obcecada manía de prolongar la enseñanza obligatoria y de facilitar el progreso de los estudiantes rezagados, favorece tal creencia desquiciada.

   Un sistema educativo que no se preocupa de favorecer el escrutinio de vocaciones es un sistema fracasado; y cuando ese sistema, además, propicia que jóvenes entre 18 y 24 años, después de arrojar la toalla del estudio, se vean abocados al desempleo es no sólo un sistema fracasado, sino también pernicioso. Si esos jóvenes hubiesen sabido a los 14 años cuál era su verdadera vocación, si se hubiese encauzado su educación hacia el oficio en el que podrían haber desarrollado sus habilidades, tal vez a los 18 años ya hubiesen estado trabajando; y a los 24 habrían formado una familia, establecido un negocio, creado puestos de trabajo: habrían, en fin, colmado en buena medida sus aspiraciones profesionales y personales; y su vida sería mucho más plena y dotada de sentido.

   Pero nuestro sistema educativo prefiere infundirles esperanzas ilusorias, prefiere empeñar sus mejores años en esfuerzos que los apartan de sus vocaciones, prefiere lastrar sus mejores años con el estigma del fracaso. Muchos de ellos “abandonan” los estudios, exasperados o deprimidos; otros los prosiguen rutinariamente, se matriculan en una carrera para la que no han sido llamados y, cuando la concluyen (después de padecimientos innombrables que van minando su entereza), han de resignarse al desempleo, o a aceptar trabajos en condiciones deplorables, trabajos para los que ni siquiera se requieren los estudios que han cursado penosamente.

   Y así se convierten en “mozos viejos” –que diría Machado–, pesarosos y llenos de amargura, habitados de resentimiento, impotentes para el esfuerzo vital: se les engañó con sueños imposibles; y, tras el desengaño, se niegan a seguir soñando, por miedo a un nuevo desengaño. Esta es la tragedia que se esconde tras las frías estadísticas; y también el pecado de una sociedad que no está dispuesta a afrontar su error. Porque, como suele ocurrir cada vez que se hacen públicos datos tan sobrecogedores, nuestra reacción no consiste en reparar la causa del problema, sino en procurar atajar chapuceramente sus consecuencias: y así, para evitar que un tercio de nuestros jóvenes abandone los estudios, se intentará –por enésima vez– que los estudios les resulten menos onerosos, para lo que se idearán nuevas facilidades que hagan más llevadero el camino sembrado de abrojos, en lugar de proponerles otro camino alternativo en el que puedan hallar su verdadera vocación. Y así el error originario se trata de subsanar con un nuevo error, en una carrera alocada en pos del descalabro final.

 JUAN MANUEL DE PRADA
Leer también el artículo de Alfonso Torrecilla “Padres y madres: un paso al frente” (Padres y Colegios, 16/02/2011).
Leer también el artículo de Luis Carbonel, Presidente de CONCAPA, “La educación española continúa empeorando” (COPE, 08/02/2011).

PROFESIONALES POR LA ÉTICA

domingo, 20 de febrero de 2011

EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS

Nadie duda, y los padres son conscientes de ello, que la sexualidad es una parte muy importante de la vida del ser humano que no podemos ignorar. De ahí que los padres deben poner todos los medios a su alcance para encontrar, y poner en práctica, el autentico y más adecuado programa de educación sexual. Os invito a leer este interesante artículo de la profesora Remedios Falaguera
            ¡MANOS A LA OBRA YA!
En los últimos años, la preocupación de los padres, abrumados por las innumerables publicaciones de educación sexual que reducen todo al puro placer, ha ido en aumento.
Necesitamos un programa de educación claro, verdadero y completo; gradual y equilibrado. Con una visión de la sexualidad integral e integradora, conforme a los principios antropológicos fundamentales de la naturaleza y la dignidad de la persona humana.
Un programa que enriquezca las facultades del hombre –inteligencia y voluntad-, y que nos capacite en el desarrollo libre, razonado e integral de nuestra personalidad al servicio de una sexualidad sana y responsable.
Dicho esto, y bajo el amparo no solo en la legislación española, sino también por la jurisprudencia europea, los padres no debemos claudicar de nuestras libertades y derechos avalados por la Constitución, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta Europea de los Derechos del Niño.
Hablamos de un derecho pero también de una responsabilidad que son prioritarios, intransferibles, innegociables, indelegables e insustituibles. Por lo tanto, los padres tenemos la obligación de ejercer nuestro derecho y nuestra responsabilidad en la educación de la sexualidad: Son las manos infinitamente cuidadosas de los padres, y no ningunas otras, por sabias que sean, las que tienen la máxima eficacia para llevar a cabo la iniciación sexual (Dr. Marañón).
A pesar de que muchos padres se sientan confusos ante esta responsabilidad, no pueden dudar de su privilegiada capacidad de amar, conocer y comprender las necesidades en el desarrollo armónico y equilibrado de sus hijos, incluida, la dimensión humana de la sexualidad. En efecto, los padres, movidos por el amor, el cariño y la comprensión por cada uno de sus hijos, son los protagonistas principales, irreemplazables, necesarios y los más adecuados protagonistas en su educación integral.
“ESTAMOS EN FAMILIA…”
La familia es el ámbito natural y más apropiado para el desarrollo de la personalidad, el espacio privilegiado donde, en un ambiente de amor y confianza, pueden plantearse sin traumas los interrogantes sobre la sexualidad. Los primeros años en familia, y la manera en que el niño los interpreta, contribuyen a la formación de actitudes, valores y comportamientos que tienden a persistir durante la vida adulta.
Es verdad que la familia no es la única fuerza modeladora en la vida de un niño: el colegio, los amigos y las instituciones de enseñanza superior, a lo que podríamos añadir las normas y costumbres que profanan el verdadero significado de la sexualidad y que son alentadas por los medios de comunicación como televisión, internet, videos, películas, libros y revistas, también influyen en las actitudes y valores. Pero como acertadamente dijo Mercedes Arzú de Wilson, nada tiene mayor impacto en un niño que su experiencia familiar.
De ahí la importancia de la libertad de los padres a la hora de elegir un centro educativo acorde a sus convicciones, preferencias morales, religiosas, filosóficas y pedagógicas, como señala el art.14 de la Declaración de Derechos fundamentales de la Unión Europea.
Padres y profesores deben estar coordinados en el proyecto y finalidad de la tarea educativa. Porque los educadores, llamados a formar personas con su quehacer profesional, pueden articular un programa de formación que ofrezca valores y criterios sólidos de discernimiento para orientar el comportamiento humano responsable en este campo.
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Remedios Falaguera (Licenciada en Magisterio por Edetania (Valencia) y Licenciada en Periodismo por la Universidad Internacional de Cataluña)

sábado, 19 de febrero de 2011

Seria advertencia a los promotores de la eutanasia

Seria advertencia a los promotores de la eutanasia
   Nos dicen que la eutanasia es la solución al sufrimiento, que todos podrán decidir sobre su muerte, que matar es algo digno y tantas otras falsedades para que nuestra mentalidad cambie hasta tal extremo que los padres pueden desear y decidir la muerte de sus hijos. Aquí tenéis el triste caso de Maia.

       Michael Cook edita un boletín en el que recoge noticias bioéticas de todo el mundo y las publica en su web. Una de ellas impacta especialmente pues anuncia que ha finalizado la investigación por la muerte de una niña de dos años, Maia, que murió ahogada en una piscina hinchable el 3 de diciembre de 2007 en Sydney. 

      Sus padres, Pablo Comas y Samantha Razniak, de 36 y 31 años, habían recibido tres meses antes la información de que su hija Maia padecía el síndrome de Rett, un trastorno que provoca graves discapacidades físicas e intelectuales. 

      Es muy duro enfrentarse a un pronóstico sin esperanza de curación y con un final cercano para un hijo, pero los padres de Maia sólo se interesaron por los aspectos médicos y legales de la eutanasia en niños en condiciones de enfermedad incurable, no terminal. 

      Tantearon la situación con el pediatra que asoció la eutanasia al asesinato, por la situación legal ahora en Australia y se negó a realizarla. Luego la Sra. Razniak acudió a los trabajadores sociales del Gobierno argumentando que Maia se convertiría en un monstruo, que su cuerpo crecería y que su edad mental estaría entre los 2 y los 10 años. 

      La madre prefería verla ahora muerta, que más adelante en estas condiciones. Los trabajadores sociales le ofrecieron ayuda para cuidar a la niña pero la rechazó manifestando que “el único apoyo que necesitaba era la eutanasia”

      Las declaraciones del padre de Maia se mantenían en la misma dirección ¿Por qué mantener vivos a los niños con discapacidades? Ante esta actitud de los padres ocurrió una desgracia, el 3 de diciembre de 2007 la abuela de Maia descubrió el cadáver de su nieta flotando en la piscina hinchable sin protección alguna. 

      Ante esta tragedia Michael Cook se pregunta ¿No es acaso esta trágica muerte una consecuencia indirecta de la publicidad dada a las bondades de la legalización de la eutanasia? 

      Pues sí, apreciado Sr. Cook, es evidente que la actitud ante la muerte está cambiando en Australia, Cataluña y en todo el mundo. Se ha proclamado un falso derecho a ser matado, a eliminar el sufrimiento eliminando al que sufre, por eso Maia ya no está en este mundo. Se está jugando peligrosamente con la idea que existen homicidios buenos y deseables desde instancias que exceden al ciudadano de a pié. 

      Nos dicen que la eutanasia es la solución al sufrimiento, que todos podrán decidir sobre su muerte, que matar es algo digno y tantas otras falsedades para que nuestra mentalidad cambie hasta tal extremo que los padres pueden desear y decidir la muerte de sus hijos. Los padres de Maia prefirieron verla muerta a enferma. ¿Hubieran pensado lo mismo sin este ambiente promocional de la eutanasia desde hace décadas?

      Pasarán los años y veremos el daño que se ha inflingido por esta promoción irresponsable de la eutanasia desde instancias políticas y mediáticas. Los casos extremos han servido para vaciar de sentido el sufrimiento y la enfermedad y para crear falsos mártires de una ley que prohibía el homicidio y protegía a los indefensos. 

      Se ha jugado peligrosamente con el sentido de las palabras y de los valores para imponer una libertad que va en contra de la solidaridad y de la humanidad de las personas, siendo como en el caso de Maia, el fracaso de unos padres que no saben ni entienden el por qué deben cuidar a su hija. Maia murió ahogada en una piscina, no se ha podido acusar a sus padres, pero es evidente que querían y buscaban su muerte y éste es el hecho que debe de verdad preocuparnos.


IsabelViladomiu.blogspot.com / Almudí

viernes, 18 de febrero de 2011

La formación cristiana: prioridades y proporciones

La formación cristiana: prioridades y proporciones
   El reto de la formación cristiana está hoy en las prioridades y en las proporciones. Las casas se comienzan por los cimientos. Sobre la base de una formación humana y espiritual adecuadas, hay que guardar íntegro el depósito recibido —la fe y la tradición cristiana— y abrirlo a los desarrollos legítimos y necesarios del pensamiento, de la cultura y de la ciencia, que conservan matrices de raíz cristiana 

   En plena crisis cultural, cuando en Europa —por ejemplo en España— se quiere encerrar a la religión en el ámbito privado, ¿es posible abrir el debate público a la religión, como es normal en Estados Unidos? 

Nostalgia de identidad cristiana en la vieja Europa
      El obstáculo para lograrlo parece consistir en la característica “hipercrítica” de nuestra vieja Europa, secularizada por la modernidad hasta el punto de que ha conseguido eclipsar la educación religiosa más básica. Y por eso muchos cristianos están desarmados —¿o acomplejados?— ante las propuestas del laicismo combativo.

      No es ajeno a esto el hecho de que, en una buena parte de los educadores y formadores europeos —fascinados ante la “apertura al mundo” que creían ver en el Concilio Vaticano II—, haya primado en exceso la “adaptación” o la “conciliación” con la cultura ambiente, descuidando la identidad cristiana. Y ahora resulta que hay jóvenes cristianos —y no tan jóvenes— que demandan ese refuerzo de su identidad. Han pasado de un cristianismo de “pertenencia”, que se daba por supuesto hace décadas, a un cristianismo que necesita de “convicciones” para vivir y respirar, y no encuentran quiénes les ayuden a conciliar su fe con su razón. Quizá pueda educárseles como “contestatarios”, pero hay que cuidar de no abandonarlos en el voluntarismo y el fideísmo, primos-hermanos del fundamentalismo. 

Lo básico es previo a lo crítico, la identidad es antes que el diálogo
      La cuestión está en que lo “básico” —los verdaderos fundamentos de la vida cristiana que se integran perfectamente con la razón, aunque la superen: la oración y los sacramentos, la gracia y las virtudes, el combate contra el pecado, la vida eterna— es previo a lo “crítico”, y la identidad es previa al diálogo. Esto no quiere decir que la dimensión crítica y dialógica del cristianismo deban desaparecer, y quedar encerradas en las paredes de las casas o de los templos, permaneciendo ausentes del debate público. No. Sólo quiere decir que son momentos “segundos” respecto a lo primero: la identidad, lo básico. Cuando alguien no sabe quién es o a qué ha venido, es difícil que pueda aclararse en la maraña del mercado de opiniones e ideologías. 

      Todo esto es lo que plantea agudamente Mons. Jean-Louis Bruguès —secretario de la Congregación para la Educación Católica— en un texto publicado en el Osservatore Romano, el 3 de junio de 2009. El texto se refiere a la formación de los seminaristas, pero vale para todos. Lo que propone es «una formación teológica sintética, orgánica y que apunte a lo esencial», la primacía de lo básico y «la renuncia a una formación inicial signada por un espíritu crítico… y por la tentación de lograr una especialización demasiado precoz, precisamente porque le falta a estos jóvenes el necesario “background” cultural». En otros términos, añade, «yo aconsejaría elegir la profundidad más que la extensión, la síntesis más que los detalles, la arquitectura más que la decoración»

Redescubrir el Catecismo de la Iglesia Católica
      Para esta tarea, señala como referente principal el Catecismo de la Iglesia Católica. Quizá alguien esté tentado de pensar: ¡vaya descubrimiento, el catecismo de nuestras bisabuelas! Pues sí, el catecismo como sabio instrumento de transmisión de la fe. Pero no un catecismo cualquiera, sino el que la Iglesia Católica (con su Compendio) propone para el siglo XXI. Este Catecismo contiene cuanto el Concilio Vaticano II consideró importante para explicar la fe en nuestro tiempo; lógicamente, con las mediaciones necesarias de las familias, los catequistas y los formadores. Por eso hay que considerar la propuesta de Mons. Bruguès como una aportación luminosa en el momento actual, que vale la pena redescubrir por parte de todos los que tengan a su cargo la formación. 


Una nueva formación para una nueva situación
      Concluye Mons. Bruguès que los formadores deben «asegurar armoniosamente», en primer lugar, «el paso de una interpretación del Concilio Vaticano II a otra» (es decir, pasar desde aquella fascinación ingenua por la “apertura al mundo”, a una toma de conciencia de los desafíos actuales). Y en segundo lugar, también probablemente es necesario asegurar el paso «de un modelo eclesial a otro» (o sea, desde una “pertenencia” que se daba por supuesta, a una “convicción” que se busca, se mantiene y se acrecienta con el esfuerzo de la razón, de la experiencia de la fe vivida y de la comunión con los demás cristianos).

      Efectivamente, el reto de la formación cristiana está hoy en las prioridades y en las proporciones. Las casas se comienzan por los cimientos. Sobre la base de una formación humana y espiritual adecuadas, hay que guardar íntegro el depósito recibido —la fe y la tradición cristiana— y abrirlo a los desarrollos legítimos y necesarios del pensamiento, de la cultura y de la ciencia, que conservan matrices de raíz cristiana (la igualdad y la libertad, la solidaridad y la responsabilidad, etc.). Y esto constituye, a su vez, la raíz de una formación que sea permanentemente misionera o evangelizadora. Todo ello es condición para un diálogo auténtico entre religión y cultura, y, por tanto, para el progreso como personas y como cristianos. Pero, no lo olvidemos, el primer desafío es “la formación de los formadores”

Ramiro Pellitero. Universidad de Navarra
[Texto recogido del libro Al hilo de un pontificado: el gran ‘sí’ de Dios, ed. Eunsa, 2010]
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jueves, 17 de febrero de 2011

EL RELATIVISMO NO PUEDE EDUCAR

El problema específico y singular que existe hoy para educar no está en los niños; está en los adultos que se han dejado dominar por el relativismo moral y lo transmiten a los educandos. Magnífico artículo de Benigno Blanco
     Quien pretenda educar tiene que aclararse antes sobre en qué consiste ser buena persona, pues solo así podrá saber en qué quiere que se convierta el educando, solo así sabrá hacia dónde orientar el proceso educativo. Y hoy día hay muchos adultos —padres, profesores— que no se aclaran sobre en qué consiste ser buena persona y por eso no pueden educar por mucha buena intención que pongan en el intento. Educar exige como presupuesto, como condición sine qua non, tener razonablemente claro qué cosas son buenas y malas, qué hace al educando bueno o malo. Por eso el relativismo es un impedimento absoluto para la educación; en el relativismo es imposible educar.
      La mayor dificultad para educar hoy es la pandemia relativista que lleva a muchos a no aclarase sobre qué es una buena persona. Quien no tiene un proyecto de persona buena no puede ayudar al niño y orientarle para llegar a ser buena persona que es en lo que consiste educar: ayudar al niño a extraer todo el potencial de bien y verdad que lleva dentro. El problema específico y singular que existe hoy para educar no está en los niños; está en los adultos que se han dejado dominar por el relativismo moral y lo transmiten a los educandos.
      ¡Cuántos niños de hoy no saben que existen cosas buenas y malas, que hay cosas que les hacen buenos y otras que les hacen malos y que podemos distinguir con razonable precisión y certeza unas y otras! Y no lo saben porque nadie nunca se lo ha dicho. Tales niños no pueden ser buenos pues ser bueno consiste en enamorarse del bien; y para enamorarse del bien hay que conocerlo previamente; y para conocerlo alguien tiene que mostrarlo. En esto consiste la educación: en mostrar el bien haciéndolo atractivo, deseable, digno de esfuerzo; es decir, en algo que resulta materialmente imposible para el relativista.
      Esta es precisamente la esencia de la educación: transmitir valores y hacer atractiva la virtud; poner delante del niño lo bueno, un proyecto ilusionante de ser humano, mostrarle en qué consiste ser bueno y animarle a intentar serlo. Para hacer bien eso basta con saber qué cosas son buenas y qué cosas son malas. En definitiva, educar es bastante fácil si uno sabe en qué consiste ser buena persona; y es muy difícil o imposible si uno no se aclara al respecto.
      Educar a un niño, abrirle al mundo de los valores, encariñarle con el bien de que es capaz, exige animarle a mirar con cariño lo bueno existente en la realidad de las cosas; ayudarle a mirarse a sí mismo y descubrir la dignidad que tiene; ayudarle a aprender que si quiere ser feliz y llevar una vida plena no puede hacer cualquier cosa con su cuerpo; ayudarle a observar a los demás y ver todo el bien que hay en ellos y que por tanto debe cuidarlos, respetarlos y quererlos; ayudarle a contemplar la realidad que le rodea y descubrir que es buena y, por tanto, digna de respeto.
      ¿Cómo educamos? Con cariño, con ejemplo y con palabras. Educar es convivir amando; si queremos a los que tenemos a nuestro lado utilizaremos casi inconscientemente el gran medio que tenemos los seres humanos para influir en los demás —en nuestros hijos, en nuestros amigos y en la sociedad en su conjunto—, que es mostrarles con nuestro ejemplo y nuestra palabra qué es valioso, qué merece la pena. Educar consiste en mostrar con la propia conducta el bien posible y en hablar con cariño de lo bueno y valioso, haciéndolo así atractivo y deseable para el educando.
      Educar eficazmente exige hablar mucho con los educandos desde muy pequeños y siempre bien de las cosas buenas. Según van creciendo, es fundamental que esa palabra con que les hablamos bien de las cosas buenas la vean ratificada en los hechos de nuestra vida y que nos vean felices viviendo conforme a los criterios que les enseñamos. En la adolescencia es especialmente necesario que la teoría vaya acompañada del testimonio de vidas plenas y felices: nuestra propia vida puede hacer atractivos o sospechosos los valores que queremos transmitir a nuestros hijos o alumnos. ¿Cómo transmitimos valores? Hablando bien de las cosas buenas y, en la medida de lo posible, mostrándolas hechas vida en nosotros mismos.
      Así iremos formando a nuestros hijos y alumnos en el amor al bien, les haremos apreciar los valores positivos como algo deseable y digno de ser perseguido, les ayudaremos a llevar consigo su propio ambiente y a no dejarse arrastrar por el que encuentren en la calle. Tenemos que formar en ellos personalidades fuertes. No podemos tener miedo a la libertad de nuestros hijos y alumnos; tenemos que amar su libertad y reforzársela dándoles criterio, ayudándolos desde pequeñitos a asumir su libertad y responsabilidad, a elegir, a optar, porque eso será lo que irá creando el hábito de decantarse por lo mejor, por lo valioso. Y sin escandalizarnos ni abatirnos si se equivocan una o muchas veces; de los errores también se aprende cuando las ideas están claras.
      Para transmitir valores, para educar, lo primero que hay que hacer es superar el relativismo. Esa es la gran obligación nuestra como padres, como profesores y como ciudadanos responsables: saber cuál es el modelo ideal de persona que tenemos que poner delante de las nuevas generaciones, aclararnos sobre lo que queremos transmitirles. Si renunciamos a priori a transmitir una idea clara sobre en qué consiste ser buena persona les privamos del derecho a intentar ser buenas personas y, por tanto, renunciamos a educar.
Benigno Blanco, Presidente del Foro de la Familia