lunes, 24 de octubre de 2011

Fe y nueva evangelización

El ‘Año de la Fe’ se inscribe en esta finalidad: «Dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia y sacar a los hombres fuera del desierto en el que frecuentemente se encuentran, hacia el lugar de la vida, la amistad con Cristo que nos da la vida en plenitud».

      El anuncio de un Año de la Fe, coincidiendo con el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, es una noticia de primer orden, que acaba de completarse con la publicación de la Carta apostólica Porta fidei.
El Año de la fe

      El Año de la Fe «será un momento de gracia y de compromiso para una cada vez más plena conversión a Dios, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo» (Homilía tras un encuentro sobre la Nueva Evangelización, 16-X-2011). 

      Transcurridos cincuenta años desde la apertura del Concilio, entiende el Papa que será oportuno «recordar la belleza y la centralidad de la fe, la exigencia de reforzarla y profundizarla a nivel personal y comunitario, y hacerlo en perspectiva no tanto celebrativa, sino más bien misionera; en la perspectiva, precisamente, de la misión ‘ad gentes’ y de la nueva evangelización» (Angelus, 16-X-2011). Al fin y al cabo, añade, la tarea propiamente misionera (“ad gentes”) y la nueva evangelización son aspectos de la única misión de la Iglesia. 

      (Todo ello es bien coherente, porque la fe cristiana antes de ser celebrada requiere ser anunciada. Al mismo tiempo, anunciar la fe y confirmarla, en los que ya han recibido ese anuncio, para que la vivan en plenitud, pertenece esencialmente al ministerio del sucesor de Pedro. Además el Papa está promoviendo diversos encuentros para preparar el próximo Sínodo, en octubre de 2012, sobre la nueva evangelización). 

      En el mensaje para la Jornada Mundial Misionera (23-X-2011), dice Benedicto XVI que extender el Evangelio —llevar a otros la alegría de descubrir a Cristo, el Hijo de Dios que se entregó en la Cruz por cada persona— es, en efecto, el mejor servicio que se puede hacer a quienes buscan «las razones profundas para vivir en plenitud su propia existencia». Es de subrayar esa expresión: “plenitud de la existencia” o vida plena, como sentido de la vida que todos buscan; una clave interpretativa de las enseñanzas del Papa.
 
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Ramiro Pellitero. Universidad de Navarra
AnalisisDigital.com / Almudí

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