"En este tiempo de ausencia de Dios, cuando la tierra de las almas es árida y la gente no sabe de donde viene el agua viva, pedimos al Señor que se muestre".
"Queremos pedirle que a aquellos que buscan por todas partes el agua viva, les muestre que es Él mismo esta agua, y que Él no permite que la vida de los hombres, su sed por lo que es grande, por la plenitud, se ahogue y sofoque en lo transitorio".
Después de las jornadas tan llenas de la silenciosa presencia de Cristo en el corazón de tantas personas, y también, y de manera particular, en su corazón, Benedicto XVI tuvo la sesión anual de estudios con sus exalumnos. El tema fue la "nueva evangelización".
En realidad, me parece, desde hace 2.000 años estamos viviendo una "nueva evangelización". El anuncio de Cristo muerto y resucitado, ¿no es acaso siempre una nueva evangelización, una "buena noticia" que jamás pierde ni actualidad ni novedad, porque sencillamente jamás llega a ser conocida en toda la profundidad de su misterio?
"Pidamos al Señor que se muestre". Una petición del Papa que quizá ha sorprendido a alguno. Y es lógico. Hecha a una serie de teólogos, sitúa todo el conocimiento de Dios, toda la labor evangelizadora, en su verdadera perspectiva. La Iglesia vive de la Fe; y Cristo se muestra al mundo, a los no creyentes y a los creyentes, en la Fe del Papa, de los Obispos, de los sacerdotes, de los fieles.
Ya san Pablo lo recordó desde los comienzos. Pablo y Apolo podían sembrar la semilla de la Fe y regarla; pero era siempre Dios el que daba el incremento. Y la "evangelización" sigue siempre los mismos caminos.
Se habla de nuevos métodos, y ciertamente son necesarios, como por ejemplo las mismas Jornadas Mundiales de la Juventud. Se habla de adaptar el lenguaje; y también es lógico, siempre que se anhele dar vida a las palabras "eternas" y no ceder ante las múltiples y variadas manipulaciones del lenguaje, tan al uso. Se adapta el lenguaje; no la Realidad de Cristo que el lenguaje trata de expresar.
Y ¿cómo se muestra el Señor?
Apenas regresado a su diócesis de Viena, el card. Schönborn, ha tenido que enfrentarse con unos sacerdotes "disidentes" que quieren que la Iglesia cambie y acepte: "la Comunión para los divorciados; el matrimonio para los Clérigos; la ordenación de Mujeres; la predicación de laicos en la Misa, etc. etc.", o sea, casi los mismos puntos de doctrina y de fe que están originando la paulatina conversión de fieles anglicanos a la Iglesia Católica en países de lengua inglesa.
El Señor se manifiesta en la palabra del Card. Schönborn invitando a la rectificación. ¿Acogerán los sacerdotes la Palabra?
Es el Papa que sigue hablando a sus exalumnos. Él sabe que la Iglesia, queriendo evitar todos los cismas y rupturas, no puede traicionar su misión no transmitiendo la Verdad, no transmitiendo a Cristo. Por eso pide con humildad, consciente de las debilidades y de los errores personales y de todos los cristianos:
"Pidamos perdón al Señor, porque no somos capaces de llevar la luz de su rostro a los hombres, muy pobremente dejamos traslucir que Él es, que Él está presente y que Él es la realidad grande y plena que todos esperamos. Y con el perdón le pedimos que nos renueve con el agua viva de su Espíritu y que nos permita celebrar los sagrados Misterios dignamente".
Si esos sacerdotes "disidentes" no desean "celebrar los sagrados Misterios dignamente", el Señor se "mostrará" dando fuerza al card. Schönborn para decirles claramente que se han alejado ya de la Iglesia, que han comenzado a caminar ya otros caminos que les llevarán cada vez más lejos de Dios.
Y el Señor "se mostrará" dando el incremento a la siembra que el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los fieles han sembrado en los corazones de los participantes a la Jornada Mundial de la Juventud.
Ernesto Juliá Díaz
Religión Confidencial
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