El derecho a la intimidad y a la privacidad es uno de los que más ha sufrido por el avance de la tecnología. El hecho de que nuestros datos se hayan convertido en un bien preciado demanda una actualización de las leyes que lo regulan.
La necesidad de intimidad es parte del ser humano. Para poder desarrollarnos y gestar nuestra identidad y personalidad hemos de comprender determinados aspectos de nuestra vida individual. De este modo, entendemos que los seres humanos tenemos una vida privada, aquella parte que no está consagrada a una actividad pública y en la que terceros no han de tener acceso.