Tradicionalmente los cuentos han servido para trasmitir a los más pequeños normas de convivencia, tradiciones y valores.
En 1837 Hans Christian Andersen publicó un cuento que ha alcanzado una gran fama, “El traje nuevo del emperador”, basado en una historia española, el ejemplo número 32 del libro “Ejemplos del Conde Lucanor y de Patronio”, escrita en 1335 por Don Juan Manuel, Infante de Castilla.
En el cuento, el rey es estafado por un par de sin vergüenzas que le prometen tejerle el traje más elegante, vistoso y admirable que jamás se haya visto. Es un traje tan especial que solo las personas inteligentes podrían verlo, de tal forma que si alguien no viera el traje, sería signo de su limitada inteligencia. Naturalmente no existía ningún traje, era una simple estafa, pero nadie admitía no verlo, ya que decir la verdad sería identificarse como un tonto.
El rey, en el colmo de su vanidad, decidió llevar su “nuevo traje” al desfile que cada año realizaba frente a su pueblo. A lo largo del recorrido todo el mundo aplaudía y alagaba la belleza de la tela, la perfección de la hechura y lo bien que le quedaba al rey, hasta que en un punto del recorrido un niño, ¡UN NIÑO!, representando la inocencia, la capacidad para ver las cosas tal y cómo son y la habilidad que tienen para decir cosas que a los adultos se nos antojan inoportunas dijo:
−“¡El rey está desnudo!”
Y su grito sirvió para que los adultos fueran admitiendo la verdad y que, hasta el rey, reconociera que, realmente, estaba desnudo.
El cuento es una magnífica ilustración de lo que está ocurriendo con la ideología de género.
La ideología de género es una de las MENTIRAS más absurdas que se le podría haber ocurrido a nadie. Niega la existencia en la naturaleza de los sexos, que existen ya en las plantas y por supuesto en los animales sexuados, entre los que nos encontramos los humanos.
Así por ejemplo, los periódicos británicos del 11 de diciembre de 2016 se hacían eco de la próxima publicación de un libro con directrices para los maestros de educación primaria y secundaria que sería de obligado cumplimiento. Una de las normas que pretende incluir es la prohibición de los términos “niño” y “niña”, ya que usar dichos términos da a entender que sólo existen esas dos opciones y sería una forma directa de discriminar a aquellos que deciden ser otra cosa.
Ya hemos oído cómo en la Comunidad de Madrid el adoctrinamiento pasa por explicar que, hasta ahora, la decisión de que un ser humano es un niño o una niña es una decisión al parecer impuesta por el stablishment médico, al mirar los genitales del neonato, o incluso en la ecografía, e “imponer” un “género” que no tiene porqué ser admitido por la persona en cuestión y por tanto sería una decisión arbitraria e inadmisible.
En fin, resulta terriblemente difícil de explicar, pero lo cierto es que esta MENTIRA está siendo IMPUESTA desde los gobiernos locales, autonómicos y centrales a través de leyes de supuesta defensa de una minoría y que en realidad, por estar basadas en una MENTIRA son un ataque al conjunto de los ciudadanos, incluyendo a aquellos que se presupone va a defender.
En el cuento de Andersen, aquellos que se atrevieran a admitir que no veían ningún traje (porque no existía), serían tachados de retrasados mentales. En la actualidad, a los que decimos que la ideología de género es una MENTIRA (porque lo es) se nos acusa de retrógrados, reaccionarios, fascistas (“apártate que manchas, le dijo la sartén al cazo”) y lo que es más grave por ser la mayor mentira de todas, se nos acusa de estar en contra de las personas que se reconocen como lesbianas, homosexuales, transexuales, bisexuales o intersexuales.
Permítanme usar un símil para ilustrar cómo esta última acusación es una mentira zafia y gravemente hostil, pero absolutamente necesaria para poder mantener su falaz ideología.
En los Estados Unidos de América es recurrente el enfrentamiento entre los defensores de la idea del creacionismo como origen del universo y los que consideran que esa idea es una visión meramente bíblica y que no debe enseñarse como idea científica en los colegios.
Yo me posiciono en este segundo grupo. No considero adecuado enseñar la idea creacionista en las escuelas, salvo si se enseña como una visión que ha existido a lo largo de la historia y que, sencillamente, es errónea. A nadie se le ocurre pensar que aquellos que consideramos que se debe enseñar la teoría de la evolución de las especies en los colegios tenemos algo en contra de las personas autodenominados “creacionistas” o en contra de los que viven su espiritualidad en alguna de las “Iglesias Adventistas”.
A nadie se le ocurre tachar a los que no consideramos adecuada la idea del creacionismo de “creacionistafóbicos” ni de “adventistafóbicos”.
Por otro lado, aunque considero que la idea del creacionismo es un error, iría hasta el fin del mundo por defender, si ese fuera su deseo, el derecho de unos padres a que su hijo NO se le enseñe la teoría de la evolución. Los padres deben tener pleno derecho sobre la educación a sus hijos, que es uno de los derechos que la ideología de género está profundamente en contra.
Pensar que una idea está equivocada o es sencillamente falsa, no conlleva tener ni fobia, ni animadversión, ni discriminar a quienes piensan de ese modo.
Pero desde la ideología de género se traslada esa visión de manera contumaz acerca de cualquiera que ose mostrarse en contra, ya que es la única forma de evitar la confrontación de ideas.
Para los que consideramos que, junto con el derecho a la vida, la libertad es el mayor de los bienes que podemos disfrutar en una sociedad, estamos atravesando el peor momento desde 1975. La libertad de pensamiento está gravemente cuestionada desde amplios sectores de la política y de los medios de comunicación.
¿Conocen alguna ley que obligue, bajo amenaza de sanción, a enseñar la ley de la gravedad de Newton, el teorema de Pitágoras, o incluso la visión filosófica de los estoicos? Sería absolutamente inaceptable. Todos sabemos que cuando se utilizan las leyes para obligar a enseñar algo, no digamos ya a inculcar o imponer una determinada idea, como es el caso, estamos bajo un sistema evidentemente totalitario. Habrá quien se conforme con votar cada cierto tiempo para pensar que estamos en un sistema democrático, pero eso es fruto de la poca cultura en general y de la menor cultura política en particular.
La ideología de género no es una visión aislada de una cuestión muy particular, sino que está imbricada en una concepción laicista, pro-abortista, totalitaria y liberticida de la sociedad. Me explico, no todas las personas con una visión laicista se creen la MENTIRA de la ideología de género, pero aquellos que defienden esta ideología son, necesariamente, laicistas. Deben serlo, deben estar en contra de la enseñanza de la religión en los colegios y de la presencia de la religión en la sociedad para poder imponer su visión en los ciudadanos. Tampoco todas las personas que están a favor del aborto se creen la MENTIRA de la ideología de género, pero si todos los que están a favor de esta forma de esa idea están a favor del aborto. Es parte de la ideología.
Tan solo hay algo que considero más peligroso, me da más pena y más miedo que la ideología de género, que es la cobardía y la pusilanimidad de tantos que a pesar de que ven que “el rey está desnudo”, ven la grave MENTIRA que constituye tanto la ideología de género como las acusaciones que se hacen a aquellos que estamos en contra, miran hacia otro lado y piensan que, como sus hijos ya son mayores, o quizás no tienen hijos, o van a un colegio católico o privado, a ellos no les afecta, y es mejor “no significarse”.
Esa actitud cobarde es la que está facilitando la expansión de esta MENTIRA en las series de televisión, en las empresas, en los colegios y en la sociedad en general.
Soy de los que opina que debemos utilizar el espíritu de las leyes que están a favor de la ideología de género para combatirla. Debemos utilizar la “formación transversal”, en empresas, en medios de comunicación, en redes sociales, en colegios, en asociaciones de padres de alumnos y hasta en juntas de comunidades de vecinos para explicar cuál es el origen, los medios y los fines de esta ideología totalitaria.
Por ello me llenó de alegría enterarme que el 20 de diciembre de 2016 se presentó la plataforma por las libertades, cuyo objetivo principal es la defensa de la igualdad de todas las personas ante la ley con independencia de su orientación sexual.
Es importante, es MUY IMPORTANTE para la convivencia libre en nuestra sociedad, que seamos millones de personas los que firmemos el manifiesto que esta plataforma ha lanzado.
Es la mejor forma de decir la verdad: ¡El rey (o la reina) está desnudo (o desnuda)!
Nacho Calderón Castro, en educarconsentido.com.
No hay comentarios:
Publicar un comentario