Los seres humanos no podemos dejar de buscar la felicidad. El error es buscarla por sí misma. Lo que da felicidad es seguir a la conciencia
Sí y no. No podemos dejar de buscar la felicidad. Es de fábrica, lo llevamos puesto. Lo formuló San Agustín: “Nos hiciste Señor para Ti…”. Y Santo Tomás lo argumenta: nuestra inteligencia al desear saber, y nuestro corazón al desear amar, están buscando a Dios, aunque no lo sepamos. Toda nuestra tensión hacia la felicidad es tensión hacia Dios. Y, por eso, convertimos tantas cosas en ídolos y sucedáneos.
Podemos destrozar a cualquier persona con solo preguntarle a fondo: ¿verdaderamente eres feliz?, ¿es esto lo que esperabas de la vida? Claro es que todos esperamos más de la vida, porque estamos hechos para el cielo. Por eso, ir mendigando solo la felicidad es frustrante y huele demasiado a egoísmo.
C. S. Lewis, en su maravilla autobiografía (Cautivado por la alegría), que es una búsqueda de la alegría de la felicidad desde niño, llega a la conclusión de que la felicidad es un resultado. Es un error buscarla por sí misma. Lo que da felicidad es seguir a la conciencia, que es seguir a Dios.
Juan Luis Lorda,
en omnesmag.com
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