Todo se puede comunicar y mucho se debe comunicar; también el dolor, la enfermedad e incluso las dudas. «Lo único que no es comunicable es la mentira, ni siquiera para quedar bien y mejorar la imagen»
A un mes exacto de la beatificación del pontífice polaco, esta mañana, en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, tiene lugar una jornada especial titulada: “Beatificación de Juan Pablo II: opinión pública y sentido de la fe”. Además del prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, interviene el ex director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls.
El purpurado italiano hablará del sentido de la fe y las beatificaciones y se referirá al caso de Juan Pablo II. Por su parte, Navarro-Valls, que durante 22 años dirigió la Oficina de Prensa de la Santa Sede, afrontará el tema de la hermenéutica de la comunicación del Papa polaco.
Precisamente hablando de la comunicación, y en concreto de la idea que tenía Karol Wojtyla de los periodistas, Navarro-Valls señalaba recientemente en una entrevista que Juan Pablo II «no veía los medios de comunicación como una categoría abstracta, sino que pensaba en los periodistas como personas. Cuando podía, trataba de establecer un contacto personal con ellos».
Preguntado por lo que ha cambiado tras Juan Pablo II en la comunicación vaticana y de la Iglesia, Navarro-Valls señala que sobre todo ha cambiado la mentalidad. Si se parte de la idea de que “es mejor que hablen poco de nosotros” y que “sólo reaccionamos si dicen algo equivocado”, esta mentalidad es perdedora desde el principio.
En este contexto subraya que «no se puede ser simplemente reactivos en la dinámica de las comunicaciones sociales, que se pueden comparar con un gran recipiente vacío: el primero que echa una idea dentro, es seguido por todos los demás. Hay que saber proponer temas y Juan Pablo II lo entendió. No iba detrás de la agenda de la opinión pública. Proponía los temas y los valores de los que se sentía depositario como Papa».
Navarro-Valls asegura haber aprendido del próximo beato que todo se puede comunicar y mucho se debe comunicar; también el dolor, la enfermedad e incluso las dudas. «Lo único que no es comunicable es la mentira, ni siquiera para quedar bien y mejorar la imagen».
Alfonso Bailly-Bailliére
ReligionConfidencial.com
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