lunes, 21 de noviembre de 2011

UN TROPO IMPRESIONANTE

  
Es el tiempo de la libertad. También de la libertad religiosa. Tiempo del Estado mínimo suficiente. Por cierto, con el gasto público mínimo suficiente. Medir el «mínimo suficiente» no es tarea fácil. Para ello pagamos a los que deben hacerlo.

   Reconozco que me ha impresionado y conmovido el tropo de una columna que he comenzado a leer por el final y ahí estaba. Cito de memoria porque no está libre en internet y no lo tengo a la vista: «es triste ver como se agita el rabo de una lagartija separado de su cuerpo. Al cuerpo le saldrá un nuevo rabo pero al rabo no le saldrá un nuevo cuerpo»
  Se refiere a la agonía del socialismo en España. Ciertamente el socialismo está agotado. Ha quedado sin discurso. Queda por ver si la lagartija que viene sabe realizar la catarsis que en el mundo se necesita urgentemente. La vox populi dice, con estas u otras palabras, que el problema económico es moral. La corrupción en el mundo político imbricado en el financiero es patente y clama al cielo. Se comprende que en una campaña electoral se otorgue la primacía a lo económico para ganar votos. Pero como no se salga de la corrupción moral, tarde o temprano el ciclo de la lagartija y el rabo será reiterado indefinidamente. Atentar contra la ley moral natural es corrupción moral. Dice la sabiduría popular: errar es humano, reincidir en el error es diabólico.
   Cierto que primum vivere, deinde philosophare,  si no se come no se puede reflexionar serenamente. Pero si no se reflexiona serenamente, no se aprende a sumar y restar. Hace cincuenta años, al menos, que sabíamos, por ejemplo lo de la pirámide demográfica y que en el mundo mundial sobran alimentos. Lo que falta es justicia y paz. Por el camino del desprecio a la vida humana en algunas de sus fases, del control arbitrario de la natalidad, el aborto, el fomento de la homosexualidad, etc., etc., acabaríamos siendo un mundo viejo y arruinado en manos de unos pocos corruptos, hablando en términos universales. Si no se enseña a los niños los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, acabaremos llenando el mundo de rabos de lagartija.

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Antonio Orozco.

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