Se han creado unos nuevos dioses, que vienen a sustituir al que, además de Verdadero −por el mismo concepto de Dios, sólo puede haber Uno−, es quien exclusivamente puede dar razón y sentido a todo.
En El conde Lucanor se relata una sabia respuesta de Patronio: la golondrina vio que un hombre sembraba lino y, guiada por su buen juicio, pensó que, cuando el lino creciera, los hombres podrían hacer con él redes y lazos para cazar a los pájaros. Inmediatamente se dirigió a estos y les dijo que los hombres habían plantado lino y que, si llegara a crecer, debían estar seguros de los peligros y daños que ello suponía. Por eso les aconsejó ir a los campos de lino y arrancarlo antes de que naciese. Les hizo esa propuesta porque es más fácil atacar los males en su raíz, después es mucho más difícil.
Sin embargo, las demás aves no le dieron ninguna importancia y no quisieron arrancar la simiente. La golondrina les insistió muchas veces para que lo hicieran, hasta que vio cómo los pájaros no se daban cuenta del peligro ni les preocupaba; pero, mientras tanto, el lino seguía encañando y las aves ya no podían arrancarlo con sus picos y patas. Cuando los pájaros vieron que el lino estaba ya muy crecido y que no podían reparar el daño que se les avecinaba, se arrepintieron pero tarde.
No es cuestión de tornar a la Inquisición con el fin de atajar las dolencias que cada uno considera actuales en nuestra sociedad. Por más que se ha instalado una suerte de excomunión para quienes no participan de unas ideas transformadas en creencias de obligado cumplimiento sancionado por bastantes legislaciones. Éstas si han seguido al Infante Don Juan Manuel mucho más que al pie de la letra. Incluso se considera más justamente demócratas a los que las propugnan y a sus adictos, tal vez sin conocer exactamente lo que apoyan, tanto cuando ejercen el derecho al voto como con sus lecturas, mítines o engañifas.
Otro consejo de Patronio a Lucanor para expedirlo a un pariente agraviado:
“… aconsejad a vuestro pariente que dé a entender que no le preocupan esas ofensas y que las tolere, si Dios lo puso en una tierra donde no puede evitarlas ni tampoco vengarlas como corresponde, mientras esas ofensas y agravios puedan soportarse sin gran daño para él y sin pérdida de la honra; pues cuando uno no se tiene por ofendido, aunque le afrenten, no sentirá humillación. Pero, en cuanto los demás sepan que se siente humillado, si desde ese momento no hace cuanto debe para recuperar su honor, será cada vez más afrentado y ofendido. Y por ello es mejor soportar las ofensas leves, pues no pueden ser evitadas; pero si los ofensores cometieren agravios o faltas a la honra, será preciso arriesgarlo todo y no soportar tales afrentas, porque es mejor morir en defensa de la honra o derechos de su estado, que vivir aguantando indignidades”.
¿No nos sucede algo parecido?
En estos errores o aciertos de los hombres podemos ver reflejado lo que va en el título: Se está produciendo a velocidad vertiginosa toda una suplencia de lo que constituye el meollo de la Religión, que no es sino la adoración de Dios, dar gloria al Señor, es decir, franquear la libertad humana para que se manifieste en cada uno el mismo Dios: darle gloria redunda en beneficio del ser humano, porque le permite mostrar lo mejor de sí mismo, la huella del Ser Supremo en su persona. Desde mi punto de vista, se quiera o no se quiera, se crea o no, ahí reside su mayor grandeza. Pero a nuestra sociedad le ha dado más por agraviarse, discutir y reñir, sin soportar las posibles afrentas del consejo de Patronio para el pariente del conde. Visto así, la persona se degrada, parece más libre y deviene en más esclava, bien del poder o de la ideología dominante, que vienen a ser lo mismo.
Por el contrario, se han creado unos nuevos dioses, que vienen a sustituir al que, además de Verdadero −por el mismo concepto de Dios, sólo puede haber Uno−, es quien exclusivamente puede dar razón y sentido a todo. Esos nuevos dioses de exigida adoración son la ideología de género, el relativismo y el laicismo (no confundir con laicidad, que a eso me apunto). El primero de ellos (el gender) viene estudiado y diseñado desde hace varias décadas. Y considerará en la práctica que género y genitales no tienen nada que ver. Puede ocurrir en algún caso pero no siendo lo habitual, se hacen leyes y se agita una eficaz propaganda para que cada uno pueda elegir el que desee. Y se explica a niños pequeños, creando auténticos traumas. Nada que ver con la sensatez de Patronio.
El relativismo no pedirá los consejos de Patronio porque no admite la existencia de una verdad objetiva. Y si la hubiera, se declara inalcanzable. Habría que demandar si es quimérica la misma afirmación de su imposibilidad. Ya se ve que, en este contexto, Dios es el gran expulsado, pero también el hombre mismo. Pero los dioses son esos y tan dogmáticos como la Fe la Iglesia, que se mueve en otro terreno y con una libertad que no poseen los fetiches hechos dioses.
Pablo Cabellos Llorente, en lasprovincias.es.
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