miércoles, 15 de diciembre de 2010

Enseñar a tomar decisiones y establecer límites de actuación

   La responsabilidad es uno de los valores o virtudes humanas más importantes en la educación de la personalidad. Uno de los objetivos principales que debemos plantearnos los padres es que nuestros hijos vayan integrándose en los diversos ámbitos de la vida conociendo sus deberes hacia los demás, hacia Dios y hacia sí mismo, dando paso a una madurez y responsabilidad progresivas. Tenerlo en cuenta desde el principio puede evitar en el futuro situaciones de dependencia, inmadurez social e inseguridad. Además, una familia se organiza y educa si todos respondemos a las necesidades comunes, cada cual de acuerdo con su edad y posibilidades. 

Aprender a tomar decisiones
   Ser responsable no sólo es cumplir debidamente lo que se manda. Eso sería mera obediencia (que no es poco), pero ser responsable es algo más, es saber elegir y decidir por uno mismo, con eficacia, en aquello que es propio del nivel de madurez o experiencia que se tiene.

   Aprender a tomar decisiones le ayudará a resolver sus necesidades y las de los demás. Hay que dar oportunidades, desde muy temprano, para que el niño elija juegos, ropa, qué libro quiere que se le lea, qué desea merendar, etc. Una vez hecha la elección, la debe llevar hasta el final y no se le deben permitir conductas caprichosas. Tiene que experimentar las consecuencias de una elección 
equivocada. Por ejemplo: aburrimiento, cansancio, malestar, etc. Esta lección le servirá para ser más reflexivo y valorar aspectos positivos y negativos de lo que vaya a elegir. 

   Ser responsable no sólo es cumplir debidamente lo que se manda. Eso sería mera obediencia, pero ser responsable es algo más, es saber elegir y decidir por uno mismo, con eficacia, en aquello que es propio del nivel de madurez o experiencia que se tiene. 

   La indecisión es una forma de irresponsabilidad. Es dejar la carga para que otros resuelvan lo que uno no se atreve o no quiere hacer. En los niños pequeños es normal y frecuente que no decidan nada, aunque deberían presentárseles ocasiones para hacerlo. Al principio habrá que enseñarles dándoles dos posibilidades: ¿Qué quieres para merendar: chorizo o mortadela? ¿Qué jersey quieres ponerte, el rojo o el azul? ¿Qué te parece que le compremos a tu hermano: un juguete o un puzzle?

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REVALORIA

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