jueves, 3 de junio de 2010

Al final de esta crisis, debe emerger la persona


Un Simposio del IESE deconstruye la crisis:

          El Estado de bienestar está en crisis; el mercado, también. Todo el sistema amenaza con venirse abajo... Es el mejor momento posible para replantearnos todo el modelo, y ponerlo, por fin, al servicio del ser humano. Sobre esto reflexionaron, la pasada semana, en el IESE de Madrid, la Escuela de Negocios, de la Universidad de Navarra, en el I Simposio Sociedad, economía y valores, intelectuales como Alejandro Llano y Stefano Zamagni, junto a empresarios como Juan Miguel Villar Mir o el Presidente de Danone España, don Javier Robles

          El ex ministro Joschka Fischer, antiguo revolucionario alemán de mayo del 68, se revelaba como firme defensor del viejo statu quo, cuando afirmaba, hace unos días: «Los principios están bien, pero si la casa está ardiendo, uno no se preocupa por los principios, sino por contener el fuego... Incluso George W. Bush se transformó en una especie de Lenin americano y casi nacionalizó la banca».

           Estereotipos al margen, el papel de rebelde le cuadra mucho mejor a un filósofo cristiano, el catedrático de la Universidad de Navarra don Alejandro Llano, cuando recurre a esta metáfora de Kafka: «Una casa deja ver su estructura cuando se incendia». Es lo que está sucediendo en estos tiempos de crisis: «Ahora que todo se viene abajo, por fin se ve lo que estaba oculto», dice el profesor Llano.

          Estamos en un cambio de época: de la modernidad o era industrial, pasamos hoy a lo que se ha dado en llamar postmodernidad a falta de un nombre mejor. Aquel orden cristalizó en dos corrientes: economicismo y burocratización, con un polo mercantil y otro estatal. «Son dos polos complementarios -explica Llano-. El desorden que puede crear la iniciativa espontánea del mercado se compensa con las reglamentaciones estatales, y el anquilosamiento burocrático se compensa mediante la espontaneidad y la agilización que brota del mercado». De igual modo, «las soluciones a los problemas sociales suelen moverse en esta línea monocolor: más Estado y menos mercado, o más mercado y menos Estado». 
          Siempre es más de lo mismo, pese a las apariencias: «El dinero compra poder, y el poder conquista dinero. Quienes tienden a eclipsarse hasta casi desaparecer son los ciudadanos. Y con ellos, la propia sociedad». ¿Pero qué ocurre en una situación como la actual, en la que ni el Estado está en condiciones de salir al rescate de los mercados, ni éstos en condiciones de financiar ya más al Estado?
ALFA Y OMEGA
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