Datos reveladores los de este artículo del Dr. Bernal que muestra las grandes dificultades para la integración de inmigrantes con una identidad cultural tan fuerte.
Los escépticos ante los sondeos de opinión suelen repetir que sólo se fían del recuento final de los votos en las urnas. Pero las conclusiones de recientes encuestas sobre la percepción del Islam en Francia y Alemania no parecen distar mucho del criterio del 57,5% del electorado de Suiza, que se pronunció a finales de 2009 sobre la propuesta de prohibir en la Constitución la erección de minaretes en las mezquitas que se construyan en el futuro.
Como es obvio, la cuestión afecta sobre todo a la inmigración procedente de países mayoritariamente islámicos. Según una encuesta del conocido IFOP, el 68% de los franceses y el 75% de los alemanes estiman que los musulmanes "no están bien integrados" en la sociedad. El sondeo se realizó en ambos países del 3 al 9 de diciembre 2010, para el diario Le Monde, que publicaba sus comentarios el 4 de enero.
Estos informes están en línea con el éxito del libro de Thilo Sarrazin, que habría vendido más de 1,2 millones de ejemplares desde su aparición el pasado mes de septiembre. En Deutschland schafft sich ab (Alemania se disuelve), el antiguo miembro socialdemócrata del consejo ejecutivo del Banco central alemán, describe con trazos amargos el declive del genio germánico provocado por el excesivo número de musulmanes, especialmente turcos. Hasta Jürgen Habermas ha saltado a la palestra en un artículo reciente, para denunciar que “Europa está enferma de xenofobia”. Critica abiertamente los argumentos de Thilo Sarrazin, que fortalecen la hostilidad cultural hacia los inmigrantes con argumentos genéticos, que no se sostienen científicamente.
En cualquier caso, el 61% de los franceses (67% de los alemanes) considera que los musulmanes no se integran fundamentalmente porque rechazan expresamente hacerlo. Lo justifican en gran medida por que "las diferencias culturales son muy fuertes" (40% en Francia, 34% en Alemania). Esas razones son más importantes que la eventual tendencia al gueto (37% - 32%) o las dificultades económicas (20% - 10%). En cambio, se concede menos importancia al posible racismo o falta de apertura de los franco-alemanes (18% -15%).
El diario Le Monde recoge la opinión de Mohammed Moussaoui, presidente del Consejo Francés de la Fe Musulmana
(CFCM), consciente de las dificultades que atraviesa el Islam en la opinión pública, aunque destaca la "normalización" de las relaciones entre los líderes musulmanes y los poderes públicos, así como con los representantes de otras confesiones religiosas.
En el contexto actual, previene a los suyos contra todo lo que pueda “atizar las tensiones, como las peticiones de carne halal en los comedores escolares, o de tiempos y lugares de oración en el centro de trabajo, o la construcción de lugares de culto ostentosos.
No se trata tanto de un problema de libertad religiosa, como de la integración social de inmigrantes provenientes de culturas con una fuerte carta identitaria. No hace mucho se dedicó abundante espacio en la prensa alemana al fracaso del multiculturalismo y de las leyes sobre inmigración, a raíz de unas declaraciones de la canciller Angela Merkel, pronto repetidas en otros países europeos. Y la sociología empírica confirma que no todos los inmigrantes tienen idéntica capacidad de integración en el país que les recibe.
SALVADOR BERNAL
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