En la sociedad actual son más necesarias que nunca la serenidad y la paz. Estas reflexiones del profesor Mañu nos lo recuerdan.
Las personas perdemos la paz cuando perdemos el sentido de la vida, cuando no vemos qué sentido tiene el dolor, la dificultad o la muerte. Otras veces es la reacción ante las propias limitaciones y errores. Realmente para vivir un estado permanente de paz interior es preciso aceptar las propias limitaciones sin dejar de luchar serenamente por superarlas, saber pedir perdón cuando actuamos mal y tener la convicción que la vida es como una película en capítulos de la cual el último se ve en el cielo y es en el que todo encuentra sentido
A veces confundimos el sentido de la palabra paz, acotándola a ausencia de problemas y dificultades, cuando en realidad se refiere sobre todo a la calma y sosiego interior, que es compatible con contradicciones y contratiempos.
Alguien muy lúcido la definió como “el sosiego en el orden”. Es decir, como el orden de los amores en el corazón. Porque cuando no se ama lo que se debe amar, se termina amando lo que no se debe… y los amores equivocados llevan a una profunda intranquilidad, que se puede acallar, pero no suprimir.
Desde España, el educador José Manuel Mañú responde las preguntas de Hacer Familia para profundizar en el verdadero sentido de la paz.
¿Cómo define usted la paz?
La paz es por un lado un sentimiento interior de serenidad, pero para que esté bien fundamentada debe corresponder a una vida ordenada según la escala de valores. Como la auténtica escala de valores tiene que estar basada en la realidad de las cosas, será una vida virtuosa, acorde a la dignidad del ser humano.
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