domingo, 20 de febrero de 2011

EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS

Nadie duda, y los padres son conscientes de ello, que la sexualidad es una parte muy importante de la vida del ser humano que no podemos ignorar. De ahí que los padres deben poner todos los medios a su alcance para encontrar, y poner en práctica, el autentico y más adecuado programa de educación sexual. Os invito a leer este interesante artículo de la profesora Remedios Falaguera
            ¡MANOS A LA OBRA YA!
En los últimos años, la preocupación de los padres, abrumados por las innumerables publicaciones de educación sexual que reducen todo al puro placer, ha ido en aumento.
Necesitamos un programa de educación claro, verdadero y completo; gradual y equilibrado. Con una visión de la sexualidad integral e integradora, conforme a los principios antropológicos fundamentales de la naturaleza y la dignidad de la persona humana.
Un programa que enriquezca las facultades del hombre –inteligencia y voluntad-, y que nos capacite en el desarrollo libre, razonado e integral de nuestra personalidad al servicio de una sexualidad sana y responsable.
Dicho esto, y bajo el amparo no solo en la legislación española, sino también por la jurisprudencia europea, los padres no debemos claudicar de nuestras libertades y derechos avalados por la Constitución, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta Europea de los Derechos del Niño.
Hablamos de un derecho pero también de una responsabilidad que son prioritarios, intransferibles, innegociables, indelegables e insustituibles. Por lo tanto, los padres tenemos la obligación de ejercer nuestro derecho y nuestra responsabilidad en la educación de la sexualidad: Son las manos infinitamente cuidadosas de los padres, y no ningunas otras, por sabias que sean, las que tienen la máxima eficacia para llevar a cabo la iniciación sexual (Dr. Marañón).
A pesar de que muchos padres se sientan confusos ante esta responsabilidad, no pueden dudar de su privilegiada capacidad de amar, conocer y comprender las necesidades en el desarrollo armónico y equilibrado de sus hijos, incluida, la dimensión humana de la sexualidad. En efecto, los padres, movidos por el amor, el cariño y la comprensión por cada uno de sus hijos, son los protagonistas principales, irreemplazables, necesarios y los más adecuados protagonistas en su educación integral.
“ESTAMOS EN FAMILIA…”
La familia es el ámbito natural y más apropiado para el desarrollo de la personalidad, el espacio privilegiado donde, en un ambiente de amor y confianza, pueden plantearse sin traumas los interrogantes sobre la sexualidad. Los primeros años en familia, y la manera en que el niño los interpreta, contribuyen a la formación de actitudes, valores y comportamientos que tienden a persistir durante la vida adulta.
Es verdad que la familia no es la única fuerza modeladora en la vida de un niño: el colegio, los amigos y las instituciones de enseñanza superior, a lo que podríamos añadir las normas y costumbres que profanan el verdadero significado de la sexualidad y que son alentadas por los medios de comunicación como televisión, internet, videos, películas, libros y revistas, también influyen en las actitudes y valores. Pero como acertadamente dijo Mercedes Arzú de Wilson, nada tiene mayor impacto en un niño que su experiencia familiar.
De ahí la importancia de la libertad de los padres a la hora de elegir un centro educativo acorde a sus convicciones, preferencias morales, religiosas, filosóficas y pedagógicas, como señala el art.14 de la Declaración de Derechos fundamentales de la Unión Europea.
Padres y profesores deben estar coordinados en el proyecto y finalidad de la tarea educativa. Porque los educadores, llamados a formar personas con su quehacer profesional, pueden articular un programa de formación que ofrezca valores y criterios sólidos de discernimiento para orientar el comportamiento humano responsable en este campo.
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Remedios Falaguera (Licenciada en Magisterio por Edetania (Valencia) y Licenciada en Periodismo por la Universidad Internacional de Cataluña)

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